SG/IBI. ¡Qué final de partido se vivió ayer tarde en el Vilaplana Mariel! El Rayo Ibense, a falta de apenas 15 minutos para la conclusión, ganaba 1-0 al Callosa; un resultado que le mantenían en Primera Regional, puesto que a los de Carrión sólo les valía la victoria. En esos instantes, el delantero visitante dribla a un defensor rayista y, de fuerte derechazo, cuela el esférico entre el palo y la mano derecha de Roberto, que nada puede hacer en su estirada para evitar el empate. La decepción fue enorme entre los ibenses y, de nuevo, el fantasma del Ibi FS y el Andorra volvió a planear entre los presentes.

El gol del Callosa encendió a su afición que, a partir de ahí, mantuvo un comportamiento, en ocasiones, excesivamente pasional con insultos y varias invasiones de campo. Una actitud que requirió la actuación de la Guardia Civil.

A los pocos minutos del tanto visitante, Esteban fue expulsado por una dura entrada a un rival, que originó una pequeña tangana en el terreno de juego, y una nueva trifulca entre las dos aficiones. La tensión era intensísima. El Rayo, tras el gol y la expulsión, pareció ausentarse del partido, incapaz de trenzar una sola jugada. Sólo quedaba el recurso del juego aéreo y, a veces, ni eso porque los nuestros no podían ni levantar el balón. La piernas estaban paralizadas por la presión.

Ya el reloj rozaba el minuto 90 cuando, ¿cómo, si no?, a la salida de un córner, Pedro Jareño cabeceó el balón a toda la escuadra. Y entró. No se sabe cómo, pero entró, para delirio de la parroquia local que, a imitación visitante, también invadió el campo. Hubo brazos al cielo, muchos, aunque también algún que otro “calvo” y cortes de manga que no debieron aparecer. Pero, en fin, la tensión vivida, a veces, provocan estas cosas.

Los pocos minutos de descuento, los rayistas los aguantaron excelentemente. Incluso, dispusieron de una clamorosa ocasión para el 3-1, pero tuvieron que sufrir hasta el pitido final. El Rayo, tras una agónica temporada, ha salvado la categoría.