En tu honor, Carmen
En este mundo en que vivimos, llenos de conflictos, recelos, miserias, incertidumbres y desapegos, amén de otros muchos males nos azotan, es alentador encontrarse uno con un ser humano como Carmen. Ella es el paradigma de lo que muchos soñamos y que pocos alcanzamos; su vida, en todos sus devenires, mucho me temo que nos puede servir de lección. Carmen es ama de casa, madre admirable y, como sabemos, escritora del alma.
Mis manos han tenido la fortuna de acariciar su última obra; y digo última porque, de sus sentimientos han nacido ya varias obras que, sus lectores, han devorado como el más suculento manjar para su alma. Pero ha sido ahora con EL SECRETO DE ELENA cuando Carmen Reche se nos ha revelado como una auténtica escritora con su libro fantástico; una historia basada en un hecho real en el que, Carmen, con su talento y dedicación ha sabido construir para el deleite de sus lectores; sus amigos, por encima de todo, hemos quedado relajados, en paz para con nuestro ser tras leer a Carmen Reche.
Carmen Reche ha sabido escribir ese relato que tan acertadamente lo bautiza como EL SECRETO DE ELENA y, es altamente aleccionar el título porque, su autora, no tiene secretos ni recoveco alguno; se trata de un ser transparente como pocos; una soñadora sin remisión que, tras las arduas tareas de todos los días, es capaz de robarle horas a la noche para dedicárselas a su ser interior que, como se sabe, no es otro que la narración de todo aquello que, inventado o sostenido sobre una base real, le fluye desde lo más hondo de su ser para que lo sepa el mundo.
Conocí a Carmen hace ya algunos años y, desde aquella fecha, dichoso de mí, me entregó su tesoro más lindo: Su amistad. Siempre que nuestras obligaciones profesionales nos lo permiten, tenemos el gusto de echar una parrafadita que, ante todo, en la misma encerramos nuestras ilusiones el uno para con el otro; nos hablamos de nuestros proyectos individuales y, para nuestra dicha, siempre recalamos en el puerto de nuestros anhelos que, tanto para ella como para mí, suelen varar en contarnos todo aquello que tenemos en la mente para transmitirlo a los demás; nuestro bagaje es humilde, como lo es nuestro ser; pero nos sobra ilusión para inundar la mundo con nuestra ternura. En nuestras pláticas no cabe la crítica para con nadie; tarea absurda si la llevásemos a cabo cuando, ese tiempo, tanto Carmen como yo, solemos dedicarlo a los demás; y, escribir, en definitiva, en el fondo y en la forma, no es otra cosa que sentir un poco para los demás puesto que, como a Carmen le ha pasado, con su libro, ha logrado que las gentes, por un rato, se evadan de la cruel realidad en que vivimos.
Admiro a Carmen Reche. Mi origen humilde me ha servido para entender a las gentes desde sus más recónditos ancestros y, Carmen no ha sido una excepción para mi vida. De ella me quedo con su ternura, con su abnegada dedicación para el trabajo, su bondad como madre, su talento como narradora y, ante todo, por ser la amiga entrañable de sus amigos y, tal honor, así me lo concedió en su día. En su quehacer infatigable, ya está Carmen tramando su próxima novela; una vez más, posiblemente, por todo cuando me contó, su relato puede volver a emocionarnos puesto que, como me platicaba, quiere ordenar, de lo que ha sido su diario personal, un relato apasionante; no me cabe duda alguna que lo logrará por completo. Su talento y su talante, así lo demandan.
Nos diste, como último legado, EL SECRETO DE ELENA, ahora, por mi cuenta y riesgo, Carmen, desvelo lo que hasta ahora creías que era algo muy íntimo tuyo y, ya viste, sin tu permiso, pero abusando de tu amistad, me permito contarle al mundo que, tu pluma sigue viva, como lo es tu persona y todo tu ser. En breve, una vez más, como digo, volverás a emocionarnos, por tanto, seguiremos gozando de tu vida, de tu creatividad y, en mi caso, para mi dicha, de tu impagable amistad.
Que Dios te siga bendiciendo.
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