El don de la palabra
Por Goguizza
Esta vez me referiré a lo que es la política y por ende los políticos (o más bien los partidistas). Política, en palabras breves y sencillas, significa el arte del buen gobernar. Se entiende entonces que todos, desde que nos levantamos e iniciamos el día, estamos haciendo política y economía y somos responsables en la toma de nuestras decisiones de carácter personal. Ahora bien, ¿qué sucede con las personas que tiene el don de la palabra y se autoproclaman como la mejor opción para dirigir, gobernar y encauzar a una nación? Embaucando a las personas con sus lindos discursos y sus teorías sociales, donde el bien común llena sus bocas y las palabras ácidas y cínicas convencen a la masa adormecida por el néctar de la utopía; jugando con los destinos de quienes en su día a día, en la batalla cotidiana, cosechan los dineros con que “ellos engrandecen sus bolsillos”. Mucha democracia, demasiada teoría y nada concreto, salvo alienar a la gente. Quisiera recordar al filósofo inglés del siglo XVII, el señor John Locke que nos dice: “Los individuos aceptamos un poder superior que nos guía y salva de nuestros propios instintos básicos destructivos, los cuales nos llevarían al caos”. Pero la gracia de este pensador es añadir algo muy importante y eso radica en que la soberanía reside en el pueblo y los gobernadores como administradores de esta soberanía pueden ser derribados legítimamente si no consiguen realizar sus funciones ante la comunidad (pueblo). Si eso está claro desde el siglo XVII como es que permitimos que demagogos sigan aumentando sus arcas y riéndose en nuestras propias caras, con sus mensajes cursis llenos de patriotismo, donde la principal preocupación es generar igualdad, mayores oportunidades, mejor educación; en definitiva un país digno donde todos seamos “felices”. Sonrisas falsas, apretones de mano, besos de Judas por doquier y una empatía que solo se practica a días de las elecciones. ¿Todavía somos un rebaño manso, inculto e ignorante que se deja manipular con semejantes artimañas, cediendo ante el carisma y la simpatía de dichos líderes? No me extraña que día a día estemos peor y lo más triste es que vivamos en la conformidad y la abulia eterna, dejando que hagan lo que les da la gana, en una actitud pasiva, mientras el verdadero pueblo sufre, pasa penas, injusticia; mientras vivimos atemorizados por el crecimiento constante de la delincuencia y la droga que las políticas sociales no saben cómo manejar.
Abramos los ojos y no nos dejemos convencer por una sonrisa. La nación la constituimos cada uno de nosotros como células indispensables de esta gran sociedad, así que proclamemos nuestra voz yendo a votar todos el próximo día 9 de marzo cambiando el rumbo de nuestra nación.
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