Por Goguizza

El otro día conversando con un amigo nos dimos cuenta de la suerte que habíamos tenido de sobrevivir a nuestra infancia, pues fuimos la generación de la “espera”.

Se acuerdan cuando teníamos que esperar dos horas de digestión para no morirnos en el agua; o nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión. Voy a enumerar algunos de los aspectos de nuestro pasado y ya me dirán si tengo o no razón : -Viajaban, los que podían, en un Seat 600, sin cinturones de seguridad, sin airbag, 10 ó 12 horas de viaje, cinco personas dentro y no pasaba nada. - Montábamos en bicicleta sin casco. -Las puertas, armarios y frascos de medicina no venían con tapa a prueba de niños. -Jugábamos a “churro” y no teníamos ni lesiones ni contracturas, nada.

-Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. -Jugábamos a ver quién era el más bestia, nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. -Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día en la calle, regresábamos por la noche, nadie podía localizarnos. ¡No existía móvil! -En el colegio no todos participaban en los juegos, por lo que tenías que aprender a vivir con la decepción.

-Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como los otros y repetían curso. ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra! -Compartíamos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagiaba de nada. -Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la “escopeta de perdigones” antes de ser mayor de edad y sin adultos. ¡Dios Mío!

-Tuvimos libertad, fracaso, éxito, responsabilidad y aprendimos a crecer con todo ello. ¿Están pensando lo mismo que yo? Mis queridos lectores... ¡qué difícil es creer que estemos vivos! Pero piensen... ¿nuestros hijos serían capaces también..???

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