Sólo sabes quién ha estado nadando desnudo cuando baja la marea
La frase que sirve de título fue pronunciada hace unos meses por Warren Buffet, el hombre más rico del mundo, para señalar a los causantes de la crisis financiera, pero es tan gráfica que no he podido resistirme a la tentación de utilizarla para referirme a los últimos acontecimientos que me han afectado como Concejal del Ayuntamiento de Ibi.
Hace unos meses Maite Parra se plantó ante las cámaras y dijo que yo la había empujado. Alguno de sus adlátares en el equipo de gobierno secundaron sus acusaciones y me tildaron de violento y agresor. Curiosamente, no fue Maite Parra la que me denunció en el Juzgado, sino el Jefe de la Policía, que me imputó un delito de “agresión a la autoridad”.
Nuestros gobernantes locales deberían saber que la marea baja siempre y podrían haber evitado que el Ayuntamiento de Ibi parezca una playa de nudistas. Ahora, tras la celebración del juicio, ha bajado la marea: todo ha quedado en una falta de desobediencia leve a la autoridad, sancionada con una multa de 60 euros que abonaré gustoso. En el acto del juicio el Jefe de Policía no fue capaz de mantener la acusación de los “empujones” contra la Alcaldesa y el Juez afirma que ni siquiera llegó a haber un forcejeo. Ya tenemos a dos que tendrán que taparse las vergüenzas con esta bajamar.
El Sr. Agüera, que me llamó “reincidente” en público sin prueba alguna, intentaba con esta cortina de humo ocultar su propia incompetencia en la gestión urbanística del Cerro de Santa Lucía, aunque no le sirvió de nada ya que tuvo que frenar en seco y dar marcha atrás en un escandaloso proyecto urbanístico lleno de irregularidades (no lo digo yo, lo dice el Letrado Asesor del Ayuntamiento en su Informe).
Con sus ruedas de prensa y sus manifestaciones a los medios de comunicación, el equipo de gobierno pretende disimular algo de suma gravedad: la Alcaldesa de Ibi me privó de asistir a una reunión en la que se iba a tratar de convencer a los vecinos del barrio de Santa Lucía de que mis denuncias no tenían sentido. Se me privó por la fuerza de mi derecho a participar en los asuntos públicos y ante tamaña arbitrariedad no tuve otra alternativa que plantear un acto de desobediencia civil pacífica.
El ciudadano que esté pendiente de lo que ocurre en Ibi se dará cuenta que la marea sigue bajando y que algunas de las grandes promesas del Partido Popular no se hacen realidad: el Teatro Río o el Centro de Día son dos muestras de lo que digo, aunque el mejor ejemplo lo dieron hace unos días los alumnos del IES La Foia protestando por las condiciones de las aulas prefabricadas. Y las divergencias dentro del propio equipo de gobierno ya son públicas, cobrándose su primera víctima en la persona de Felicidad Peñalver.
Pero lo más grave de todo es que la marea aún tiene que bajar más. En lugar de aprobar un Plan local contra la crisis económica, el Partido Popular ha empezado por recortar las ayudas sociales. Veremos lo que pasa de aquí a final de año, porque vaticino que el resultado económico del ejercicio será aciago.
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