Onil: Partido Popular, la necesaria combinación entre la renovación y la experiencia
A lo largo de la historia pocos han sido los líderes que estando en el punto más álgido de su carrera han decidido retirarse, dejando paso a otros. Claros ejemplos de ello los encontramos en el deporte y la política. Es esta una virtud que aunque proporciona a largo plazo importantes réditos sociales, es difícil de tomar en el momento.
No hace falta ser excesivamente inteligente para darse cuenta que si desde 1.999, el Partido Popular de Onil obtiene menos votos en los comicios locales que en los autonómicos y, ambos se celebran el mismo día, algo debe estar pasando. Ahora bien, lo que sí es lamentable es que tengan que haber pasado seis años para que alguien se atreva a “hablar en voz alta”.
Las simpatías que un partido político despierte debieran ser proporcionales a los resultados de su gestión, no a una tradición. Dejando a un lado las formas, es indiscutible la excelente gestión realizada por el Partido Popular entre 1.991-1.995 (a pesar de la deficiente gestión en industria). Sin embargo a partir de 1.995, es difícilmente negable la falta de vigor de la corporación, que tras una clara advertencia en votos en 1.999 (PP Rozalén:2.046 votos – PP Zaplana: 2.175 votos) se hizo caso omiso y se llegó a 2003 con un ritmo de resultados visibles que, aunque infinitamente superior al de la actual Corporación tripartita, no colmaba las exigencias de una ciudadanía que no perdonó un aprobado justo en la gestión (PP Rozalén:1.934 votos- PP Camps:2.265 votos).
Resulta difícil para un simpatizante del Partido Popular el tener que acoger con esperanza e incluso con ilusión la llegada al poder local de 3 partidos con programas dispares. De igual modo resulta frustrante el ver que una vez cruzado el ecuador de la legislatura, la Gestión Municipal tripartita ha sido todavía peor, por no decir literalmente nula.
Ante esto, y si se es fiel nuevamente a “votar gestión eficaz” supongo que sólo existen dos soluciones para el 2007: la primera de ellas sería emitir un simple voto autonómico, mientras que la segunda dependería de las candidaturas presentadas. La última de las opciones será probablemente la más importante para el futuro de Onil pues, aunque no debemos ni podemos esperar que nuestros gobernantes solucionen nuestros problemas, sí cabría exigir que al menos contribuyan con el resto de las fuerzas sociales y económicas a resolverlos.
No parecería razonable una renovación profunda del Partido Popular de Onil pues ello significaría la pérdida de una importante experiencia por parte de quien lo ha dirigido durante muchos años. Sin embargo, sí sería conveniente, si no obligatorio, que los destinos del mismo fueran dirigidos por savia que combine los dos factores determinantes de la buena gestión: RENOVACIÓN combinada con EXPERIENCIA. Sólo así, en los próximos comicios quien verdaderamente resultará vencedor será Onil.
José M. BERNABÉ BERNABEU
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