Sarkozy y sus chulerías
Por José Luis Fernández Rodrigo
Aunque no es habitual, discreparé de las tesis de otro columnista de estas páginas y amigo, Vicente Sanjuán, para que los lectores de Escaparate tengan una prueba más de la pluralidad de este periódico que tienen en las manos.
No me extrañaron sus alabanzas a Nicolas Sarkozy, el président de la República francesa, el auténtico rey de los galos (allí tenían que inventarse una figura monárquica, y la votan en las urnas, aunque cumple el mismo rol que aquí Juan Carlos I), porque mucha gente le tiene envidia sana a este lamentable personaje. Por varias razones: la primera, por agenciarse a Carla Bruni, que siempre queda bien esto de hacer el Plan Renove de la mujer, para algunos hombres de corazón sensible. En una viñeta lo ilustraban muy buen: “¿qué os parece mi poder adquisitivo?” decía Sarkozy, cogiendo por el talle a la cantante.. Segundo, porque se ha convertido en un salvador de causas perdidas, que igual te rescata a unos misioneros en el Chad, que canjea la libertad de unas enfermeras en la Libia de Gadafi, o entrega terroristas etarras a ZP.
Pero las apariencias engañan. La popularidad de Sarkozy baja al norte de los Pirineos porque el presidente le tomó el pelo a los electores. Él se jacta ahora de que quiere ser sincero y por eso no oculta su relación con la cantante macizorra, pero lo que no cuenta es que estaba separado de su anterior mujer, y que la rescató del baúl de los recuerdos y la hizo posar con él para dar la imagen de esposo modelo en una famlia bien y decente, para luego fingir la ruptura. No seré yo quien se fije en la vida privada de un político para evaluar si hace bien las cosas, pero alguien que te engaña ya con esas tonterías, qué hará con el dinero público. No es de fiar.
Y si antes de someterse a las urnas, había escupido en público que iba a limpiar las afueras de París con agua a presión, en referencia a expulsar a los inmigrantes, como si fueran chusma humana… lo sorprendente es que ganara las elecciones.
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