Contradicción
Por Juan José Fernández Cano
Si el subdelegado del Gobierno en Valencia ve una alarma injustificada en nuestra comunidad y continuamos sufriendo casos de atracos brutales en viviendas y establecimientos comerciales, habrá que pensar que lo que nos sobra son delincuentes.
Por una parte, se nos informa de que los grupos especializados de la Guardia Civil están “en cuadro” a falta de, al menos 500 agentes más, que cubran de forma satisfactoria las necesidades de las tres provincia y, por otra, el señor subdelegado del Gobierno en Valencia, Luis Felipe Martínez, refiriéndose a los dos últimos brutales atracos en Canals, asegura que hay un buen número de efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Local desplegados en dicha ciudad. Algo queda meridianamente claro: el señor Martínez trata de curarnos esta enfermedad con paños calientes.
Esta actitud del Gobierno de Madrid hacia nuestra comunidad no es nueva. Los políticos valencianos no son gentes de batalla, como los de otras comunidades que presionan al Gobierno central hasta sacarle los calzones por la cabeza.
Cuando oímos la palabra “terrorismo” se nos encienden las luces de alarma, y con sobrados motivos, pero no es menos terrorífico pensar que una familia esté durmiendo en su casa y despierten con una navaja en el cuello o el cañón de una recortada en el pecho, sabiendo, además, que estás ante gentes que no amenazan en vano. Pensemos en ese chaval que fue amordazado y encerrado en un armario; con sus tiernos diez años, qué pasaría por su mente en el tiempo (para él larguísimo) que duró su cautiverio, ¿logrará librarse algún día de ese estigma?
Los casos de atropellos y atracos a mano armada están adquiriendo el rango de lacra social. Nuestra comunidad multiplica sus habitantes año tras año y ya no solamente en verano; esto supone que hoteles y lugares de hospedaje estén llenos a rebosar y por lo tanto, una importante fuente de ingresos que nutren las arcas públicas en concepto de impuestos. Este aumento de habitantes, esta bonanza económica, requiere unos servicios que vayan acorde con la situación y seguridad, entre otros, es uno de los servicios que nos quedan cojos, o cortos, por más que nos quiera contentar el señor subdelegado.
El Gobierno de Madrid sabe, siempre supo, del carácter pacífico de los valencianos, sabe por tanto, que no nos vamos a declarar “nación” ni vamos a decir que aquí en Valencia lo de España es ya una cosa “residual”.
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