Escaparate/Castalla. Guillermo Juan Juan, el tío Guillermo, como se le conoce cariñosamente en Castalla, nació en 1906, el mismo año que el gran director de cine Billy Wilder y el año en que San Francisco sufrió el mayor terremoto de la historia de los Estados Unidos.

El 10 de febrero de 2006, el tío Guillermo cumplió 100 años. Ha vivido dos guerras mundiales y una guerra civil y conoce de primera mano cosas que la mayoría sólo sabemos por los libros, documentales o películas.

Con un siglo a sus espaldas, el tío Guillermo sorprende a propios y extraños por su vigor y frescura. Y eso que ni él mismo se cree que haya llegado a esta edad.

Cada mañana hace deporte, “cinco cuartos de hora”, aclara. Sea verano o invierno, más temprano o más tarde, la caminata es impepinable: “No perdono ni el día de Navidad”, dice. Tampoco perdona ni una partida de dominó con sus compañeros, cada tarde en el Multiusos. ¿Será el deporte su fuente de vitalidad?

El secreto tal vez esté en la alimentación... O no. Porque asegura que come de todo, siempre con un vasito de vino, aunque no soporta la col ni los nabos. Y de fumar, ni hablar; dejó el tabaco hace 30 años y no lo ha vuelto a probar.

Este joven de cien años, con dos hijos, una hija, seis nietos y siete bisnietos, afirma que nunca ha estado enfermo, y eso que no se ha privado de nada: “Lo único que no me gusta, que es trabajar, me ha tocado hacerlo”, bromea.

De pequeño fue labrador con sus padres, desde 1933 se dedicó al transporte y durante 16 años fue taxista. Se casó en 1935 y hace cuatro años quedó viudo. Y este viernes recibió un homenaje de parte de sus familiares y amigos. ¡Felicidades!.