La casa de la vida
Frank Abel Dopico
Las Casas de Cultura debía ser Casas de Cultura, pienso yo. No entendía por qué el sitio de la Tercera Edad ocupaba parte de sus recintos pero comprendía la necesidad de que nuestros mayores tuvieran su espacio propio. En Castalla se ha logrado recientemente que los jubilados tengan su propio cobijo en el terreno colindante al edificio cultural. Lejos de apartarlos se les ha dado una integración. La idea ha sido buena. Pero la Casa de Cultura ha perdido el casi único movimiento humano que tenía, consistente en el ir y venir de nuestros abuelos.
A partir de aquí advierto que yo no soy ni oposición ni parte. Como lo es éste semanario. Yo no dimito. Yo estaré en contra o a favor de lo que vaya fraguándose según me parezca el rédito cultural del entorno común.
Es una vieja mentira que la cultura sea patrimonio de la izquierda. Contrariamente a lo que se piensa, la pretensión de ser ilustrados es más propia de la derecha que presume de su exquisito paladar. Pero la Casa de Cultura de Castalla es una naturaleza muerta donde lo único que funciona es la Biblioteca, una parte del inmueble y de la cultura. Las Casas de Cultura son otra cosa y entre sus definiciones está la de ser un edificio compartimentado en locales de ensayo, de gesta: un recinto donde se cuece el espíritu del pueblo y se manufactura la memoria emotiva que nos trascenderá. Algo tan sencillo parece cosa de ciencia ficción.
Un error corriente es tener por medida o termómetro la cantidad de representaciones efectuadas en un período, una estadística fría que puede decir mucho de cara a los jefes pero que desvirtúa el sentido de una institución cultural. Un lugar así primero es para ensayar, para dar clases de pintura etc y después para representar, exponer etc. El sospechoso aire monacal que se respira en dicha Casa parece más a tono con escenas cultuales que culturales y se contradice con las necesidades imperativas de ocio que tiene el pueblo. El planteamiento de que se va allí para ver debía cambiarse por el de que se va allí para hacer. Hacer es la mejor manera de decir.
Hace poco AGRUCOM organizó unas jornadas solidarias donde la impresión general fue la siguiente: ¿Hay tanta gente haciendo cosas buenas aquí? La calidad manifiesta de los artistas que participaron hizo ver la orfandad en que se desarrollan. Y, frente a lo que se hace en la mayoría de los Ayuntamientos de la Comarca, Castalla se ve en desamparo. La palabra interés tiene otras acepciones en el diccionario.
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