Justicia
Por Vicente J. Sanjuán
Un tipo comete una estafa millonaria (en euros) y le caen 11 años de cárcel. Un tipo se va a casa a por dinero con los amigos de trabajo, mata a su mujer y a sus hijas pequeñas con un mazo para, después, irse a un puticlub con dichos compañeros y consumir heroína; finalmente le pillan cuando iba a cambiarse el mono de trabajo ensangrentado para acabar juzgándolo y condenándolo a 54 años de los que no acabará cumpliendo más de 25 años. ¿Es esa la proporcionalidad legal entre un estafador y un triple asesino?
Un par de tipos ingleses conducen un coche por la carretera que va desde Alfaz del Pi hasta Polop de la Marina y atropellan a un chaval de 17 años que iba en moto, lo enganchan con el guardabarros y lo arrastran 2 kilómetros por la sucia carretera comarcal hasta que pueden soltarlo en el suelo y huyen sin darle auxilio en ningún momento. Los han detenido porque los han grabado por videovigilancia desde una de las rotondas que cruzaron con el adolescente a rastras; al detenerlos han dicho que pensaban que habían enganchado un perro.
Otro tipo comete abusos deshonestos contra su propia hija y acusa al profesor de gimnasia de sus propios actos llegándole, incluso, a pedir una indemnización al profesor por estos mismos hechos; el mismo tipo es alejado de Gijón por acosar sexualmente a una chica para, finalmente, intentar abusar y asesinar a una niña de 6 años que era su vecina en Huelva. Ahora dice que él estaba allí cuando murió pero que él no la mató. Debió de morir de un ataque al corazón debido al espanto de ver a dicho sujeto cara a cara y en una habitación cerrada.
¿No tienen la sensación, lectores y amigos, de que en España asesinar con premeditación, nocturnidad y alevosía suele salir bastante barato? Debe de haber un término medio entre la imagen de una España con un dictador que firmaba penas de muerte sentado en su mesa camilla y una España en que se puede matar a los que se quiera y en la que, como mucho, cumplirás 30 años de cárcel.
Debe de haber un término medio en nuestra justicia; un término medio que nunca reparará la vida arrancada pero que eliminará a la vida arrancadora la posibilidad de poder volver a hacerlo otra vez. Porque con esta justicia se castiga dos veces a la víctima: al matarla y al castigar levemente al asesino despiadado.
[volver]