La gordura, madre de toda hermosura
Por Goguiza (goguiza@hotmail.com)
Esta es una de las frases utilizadas desde tiempos lejanos, donde los modelos de belleza eran seres robustos, de mofletes bien abultados y rojo resplandor; caras alegres y estómagos aún más, rebosantes de la buena mesa.
Muestra inefable de la sociedad que acuñaba ese estilo de vida, donde el placer ocupaba gran parte de lo cotidiano. El vino y la carne no faltaban en los banquetes.
Famosas son las mujeres rollizas, musas de Rubens y Velázquez, recostadas en algún diván cubiertas por apenas unos velos donde se dejaba ver la voluptuosidad y la sinuosidad de sus cuerpos, en actitud relajada y desinhibida, sonrientes y cautivantes...
Ahora volvamos al presente, dejemos atrás la gloriosa etapa del Barroco y remontémonos a nuestros días, donde cada vez los estándares exigidos son más altos –no sólo en lo profesional sino también en lo personal–, especialmente en nuestra apariencia física; por lo cual no es raro ver adolescentes famélicas con tal de estar a la moda. Y la anorexia ya no es un tema restrictivo de las féminas, sino que se ha traspasado a quienes no se dejaban avasallar por estas nimiedades tan propias de las mujeres...
¿Pero qué pasa, por qué todo esto? Reconozcamos que es una enfermedad del alma que se traspasa al cuerpo, es un estado de la mente de inconformidad con lo propio, es un rechazo profundo por la apariencia física, buscando la perfección externa, reforzada esta idea por los miles de comerciales donde se muestran mujeres delgadísimas, con tallas de ropa casi irrisorias y con una vida esclavizada al gimnasio, a los laxantes, a las dietas de hambre y al abuso de diuréticos... Detrás del maquillaje se ocultan ojeras, pieles amarillas y sin energía.
Una vez más, queridos lectores, planteo la equidad, la media como estilo sano, sin extremos fatales que sólo son el reflejo de esta sociedad que se mata de hambre moral, de inanición ética y que se alimenta de la indiferencia y del desamor. No es muy difícil darse cuenta que éste es un grito de desesperación para llamar la atención, es pedir amor, atención, es gritar ¡EXISTO, AQUI ESTOY!
Agudicemos nuestros oídos entonces. Hasta la próxima.
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