Escaparate/Ibi. Las obras de adecuación del colegio Cervantes han puesto nuevamente a los padres y al equipo docente en pie de guerra, al comprobar, tras las vacaciones de Semana Santa que se han quedado casi sin espacios al aire libre para usarlos como recreo de los alumnos. Únicamente disponen del arenero, una zona que utilizan los más pequeños, y que ahora hay que compartir.

La directiva del AMPA y del centro han trasladado su malestar a los técnicos de Ciegsa y al subdirector territorial de Educación, Antonio Esclapés, ante lo que consideran una “falta absoluta de previsión” que les lleva a ejecutar los trabajos “sin pensar que existen niños y que hay que velar ante todo por la seguridad”. Otro ejemplo de esa imprevisión, comentan, es que no se ha dejado libre una entrada para que la furgoneta que transporta la comida pueda descargar a mediodía.

El centro informaba el jueves de esta situación a la concejal de Educación, Rosa Ibáñez, a la que ha pedido que adopte algunas de las soluciones que ya propusieron antes de comenzar las obras “precisamente para evitar lo que ahora está ocurriendo”, indica el director.

La primera es abrir una entrada al colegio por la calle Pou de Neu, que va directa a las aulas prefabricadas, y la segunda, ocupar el solar anexo junto a la plaza La Mecánica como patio de recreo provisional, mientras duran los trabajos.

La edil, como ha explicado a este periódico, ha iniciado las consultas con los técnicos de la Conselleria para comprobar la viabilidad de estas opciones y llevarlas a cabo.

Rosa Ibáñez no descarta ninguna, aunque según esos primeros contactos el uso del solar se presenta como una solución muy costosa económicamente, “porque a lo mejor en un par de meses los patios del colegio ya están libres de materiales de obra y se pueden usar con normalidad”. De todos modos, ha asegurado que convocará una asamblea para que los técnicos informen personalmente a los padres de las soluciones.