Por José Luis Fernández
Alguien se ha molestado en recopilar en una investigación excelente los cultivos tradicionales de las tierras ibenses –que históricamente no parecen haber dado suficientes frutos para alimentar a sus pobladores- y lo ha puesto a disposición de todos nosotros. ‘Essències d’Ibi’ se llama el trabajo, en el que queda constancia de nada menos que 127 cultivos tradicionales.

Y para que la cosa no quede en una simple presentación en público, el concejal de Medio Ambiente, Javier Abad, se propone darle difusión en los colegios. Qué extraño, en estos tiempos en que a todo el mundo se le llena la boca de ecología pero nadie hace nada concreto para ayudar a la naturaleza, que desde un ayuntamiento contribuyan a crear conciencia entre los escolares.

Ojalá que los profesores aprovechen esta herramienta que les ponen en bandeja y enseñen a los ibenses del futuro que en la vida hay más cosas además de irse a consumir y gastar en los centros comerciales y grandes superficies, los domingos de fiesta que no deberían dejar abrir la tienda a nadie. En cambio, mientras estos románticos del instituto Identia se preocupan de rescatar valores olvidados, las modas caminan en otras direcciones. Por ejemplo, Halloween, esa estupenda festividad que no se sabe muy bien de dónde ha salido –bueno, sí se sabe, de un puñado de películas fuleras sin ningún valor cinematográfico, pero que vienen de Estados Unidos con buena promoción- y que, por lo que se ve, nos americaniza para mal.

¿Por qué? Pues porque para hacer algunas ‘pelis’ con éxito comercial en los USA, basta con ponerle a la cosa un poco de sangre, violencia chic de jovencitos díscolos y meterle mucha publicidad en el mercado.

Resultado: un puñado de adolescentes descerebrados se va al cementerio el 1 de noviembre por la noche para reventar las instalaciones del camposanto. A estos energúmenos creo que les importa un bledo la agricultura tradicional de su pueblo. Deberían irse a Chicago a festejar Halloween y comer ‘burgerskin’.