El futuro es cosa de marcas
Por Jose Luis Fernandez
Las perspectivas industriales de la Foia brillan menos que la capa de Batman, la verdad. La crisis, esa palabra prohibida en boca del presidente del Gobierno, con nombre de iniciales, ZP, está empezando a atemorizar a empresarios grandes, medianos y pequeños (la mayoría) en esta comarca, y con razón.
Juguetes, zapatos, ropa… cualquier cosa se puede comprar a precio de risa en las tiendas, fabricado todo por esclavos en China y la India, esos que duermen de pie para que no les zurran la badana (qué gran grupo de rock) y se reproducen por ignorancia.
La patronal UCEF, con expertos del Aiju, del instituto del calzado Inescop y algunos analistas más, intentan escudriñar en nuestra realidad industrial para ver qué maneras hay de escapar al fantasma de la ahora llamada deslocalización, que en cristiano quiere decir obligar a trabajar sin pagar un salario a cambio, como enseñaron los explotadores del algodón hace no tantos años.
El gesto honra a los portavoces empresariales y a cuantos les ayuden. ¿Quién sabe cómo salvar la economía manufacturera de estas tierras, donde sus moradores han salido adelante pese a tantas reconversiones?
Humildemente, sólo veo la salida de inventar marcas. Ya sé que no es fácil, pero los únicos que consiguen vender sus creaciones sin que el consumidor mire el precio son los conocidos, los que se ven en televisión, el cine…
Tal vez, una opción sería unir pymes y talleres para ofrecer un abanico de artículos de plástico (la materia prima reina de nuestra industria) con una imagen corporativa común, una misma marca, que poco a poco se convirtiera en sinónimo de diseño vanguardista al tiempo que en calidad. La durabilidad no se cotiza, en estos tiempos de renovar el móvil, la tele, el ordenador, etc. pero el prestigio social que da comprar lo mejor, sin pasarse del presupuesto, puede servir para crear esa marca de plásticos de la Foia, con un nombre y eslogan que tengan gancho. Y si algún día, pasa de la utopía a la realidad, y se acuña un nombre propio de la talla de Famosa, nuestro más insigne referente, esperemos que entonces no se venda a un grupo de inversores que, tarde o temprano, la revenderán para irse a otra cartera bursátil. Ojalá me equivoque.
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