Cambalache
Por Vicente J. Sanjuán
Decía el difunto escritor Vizcaíno Casas en un libro suyo, titulado "las autonosuyas", que España había pasado de ser "Una, Grande y Libre" a ser "Muchas, pequeñas y cabreadas". Esto lo dijo hace veinte años ¡si viera el panorama de la España de hoy!
Todo esto viene a cuento del avance de los Presupuestos Generales del Estado para el 2008 que es como el gordo de navidad pero sin niños de San Ildefonso y con lobbies señalando las bolas que tienen que caer en el bombo. A la gente de la Foia nos ha tocado una rápida pedrea: hay 35 millones para la A-7 que nos harán pasar de Alcoy definitivamente para ir a Valencia o a la Fireta de Cocentaina.
Pero, claro, con el desbarajuste territorial que hay en nuestro país y las plañideras profesionales en que se han convertidos nuestros taifas posmodernos todo el mundo se queja: nuestro Camps, los madrileños, los catalanes, los extremeños o los canarios. Todos menos las cabras de la isla Perejil.
Si uno se lee los presupuestos puede ver que hay tres datos económicos a tener en cuenta: la inversión del Estado en relación a la aportación que hace cada comunidad al Producto Interior Bruto nacional (PIB); el incremento relativo de la inversión en la comunidad y el crecimiento neto de la inversión.
Respecto al primer punto, los valencianos recibimos del Estado el 9'61% de la inversión total del Estado y aportamos el 9'73% del PIB nacional; es decir recibimos un poco menos de lo que aportamos. Éste y el que estemos por debajo de la media de la inversión per capita, son los grandes argumentos de nuestro lampiño Camps para criticar los presupuestos.
Respecto al segundo y al tercer punto, hemos crecido en inversión estatal un 25% respecto de los presupuestos del 2007. Somos la autonomía en la que más crece la inversión en términos relativos y la cuarta en términos absolutos (por detrás de Andalucía, Cataluña y Madrid). De esto no se queja nuestro entrañable Camps.
Hay que decir que el ínclito Zapatero y su contable Solbes lo que han querido hacer es atender a sus mayores clientes (Andalucía y Cataluña); seducir a la cuarta comunidad en términos poblacionales, Valencia, y castigar a los malvados madrileños que no le van a votar y han echado a la calle a su amigo el efímero Sebastián. Las cuatro comunidades que menos crecen en inversión estatal (Madrid, La Rioja, Melilla y Navarra) están gobernadas por el PP. No nos creamos tan lejos de la época de Romanones y el caciquismo.
Y lo que tendría que ser un proyecto de gasto común basado en la equidad, solidaridad y necesidad de vertebración territorial se convierte en un mercado persa en el que prima el principio de "el que no llora, no mama". En lugar de España esto es Ex-paña.
PD: Cuando hacía la mili me castigaron a pintar las papeleras del cuartel por un mal chiste; propongo seriamente que al golfo este de Gescartera lo pongan a pintar durante 20 años las papeleras de los cuarteles de España ahora que cada vez hay menos soldados en el ejército.
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