Mil viviendas, 50 VPO
Por José Luis Fernández
Van a construir nada menos que mil viviendas en L’Alamí. ¿Hacen falta? En fin, cada cual es libre de jugarse los cuartos donde quiera. En este caso, el omnipotente y sabio mercado libre se encargará de ajustar demanda y oferta, aunque últimamente están sobrando muchos ladrillos. Siempre que el promotor de turno no decida trasladar a sus proveedores y empleados la deuda, si le vienen mal dadas...
Nuestro motor económico de este arranque del siglo XXI, la especulación, empieza a tener amagos de gripaje. Los constructores poniéndose las botas, los ahorradores particulares invirtiendo en comprar viviendas que nunca van a ocupar, sólo para revenderlas... toda la llamada “sociedad civil” enfrascada en pasar por caja a costa de dejar a los jóvenes de ahora y a las generaciones futuras sin el básico derecho a una casa, a eso se le ha llamado ahora dinamizar la economía.
Por eso, en L’Alamí sólo hay previstas, de entrada, unas 50 Viviendas de Protección Oficial (VPO), esa cosa antigua, que suena a franquismo, que no interesa. Precios tasados, intervencionismo estatal, un atentado contra el liberalismo, el negocio... ¿a quién le interesa?
Creo que ya lo he mencionado alguna vez, pero me gusta recordarlo: a un cuarto de hora de la Puerta del Sol, en un pequeño municipio dormitorio de Madrid, se venden en 2007 pisos a 100.000 euros. Sí, es cierto. Pero claro, es que allí Izquierda Unida toca poder y ha decidido que se edifique para que las personan tengan un hogar donde vivir, en lugar exhibir grandes cifras de macroeconomía, PIB, basadas en las cuentas de resultados de unas empresas y los saldos de las cuentas corrientes de nuestros vecinos más acomodados y codiciosos.
Y no hace falta irse a la capital del Reino, en Alicante, el otro día, se entregaron las llaves de varias VPO también por unos 16.000 millones de pesetas. La promotora era Comisiones Obreras. A ver si vamos tomando nota -en especial, los más jóvenes- y en lugar de abstenernos y pasar, nos sindicamos todos y votamos lo que más nos conviene. Los constructores y especuladores ya lo hacen, no hace falta que les diga a qué partido político.
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