A la Casa de Cultura asistieron el alcalde y el edil de Medio Ambiente
'Quina Castalla Volem' reúne a más de cien personas para tratar la polémica tala de árboles en la travesía
Más de cien personas acudieron el lunes a la convocatoria del colectivo 'Quina Castalla Volem' (QCV) en el salón de actos de la Casa de Cultura. Sobre el escenario, dos representantes de QCV (Toni Doménech y José Manuel Valdés), el alcalde, José Luis Prats, y el concejal de Medio Ambiente, José Lino Rico.
La presencia de Prats y Rico se debió a una “deferencia con QCV, algo excepcional, debido a la alarma que se ha creado”, dijo el alcalde, quien añadió que “estamos aquí para dar la cara, pero si para cada decisión que tomáramos tuviéramos que preguntar a todos los vecinos, el gobierno municipal sólo serviría para ir a las procesiones”.
En este sentido, una de las frases más repetidas por el alcalde, al hilo de la tala de árboles en la avenida de Onil, fue que “gobernar es tomar decisiones, aunque no nos gusten”. El primer edil reiteró que “nos ha tocado tomar una decisión difícil pero los informes técnicos así lo aconsejaban” y explicó que se han trasplantado las especies que se han podido trasplantar a una zona verde entre la depuradora y el colegio bilingüe, a pesar de que algunos ejemplares se han secado.
El portavoz de QCV, Toni Doménech, dijo sentirse “engañado” porque desde el Ayuntamiento no se habló de “talar”, a la vez que mostró su malestar porque el alcalde llamó a la Subdelegación del Gobierno con motivo de la concentración convocada para el 30 de mayo en el parque municipal. Asimismo, QCV presentó el borrador de un manifiesto en el que pide al Ayuntamiento mayor transparencia, facilidad de acceso a la información municipal y más participación ciudadana.
El alcalde replicó que el Ayuntamiento está abierto “para todo el que quiera venir a preguntar e informarse, porque la información está para darla y yo estaré muy gustoso de hacerlo”, además de que los plenos son públicos y la información también está disponible en el tablón de anuncios y en los medios de comunicación. Con estas premisas, el primer edil dijo no entender “por qué no os habéis enterado” del proyecto de la avenida de Onil.
De nuevo, la principal queja de QCV fue la evitación por parte del Ayuntamiento de la palabra “talar”, a lo que el alcalde explicó que, si bien no se dijo “talar”, sí se dijo que se iba a “trasplantar lo que se pudiera”.
En cuanto a la llamada a la Subdelegación, el primer edil explicó que, como “garante de la seguridad”, era su “obligación”, y añadió que “como mínimo, el Ayuntamiento debería haberse enterado” de primera mano.
El alcalde explicó que antes de tomar la decisión (“difícil pero necesaria”) de talar los árboles se barajaron al menos dos alternativas (cepellones y muros de contención), pero ninguna de las dos era satisfactoria “a largo plazo”. Toni Doménech intervino para decir que QCV cuenta con la opinión de biólogos que afirman que los pinos sí hubieran podido trasplantarse, si se hubiera contado con más tiempo.
La cuestión de fondo es que la rehabilitación de la avenida de Onil dependía de una subvención de la Diputación, pedida en 2005 y concedida a finales de 2007; por tanto, las actuaciones debían comenzar en ese momento si se querían aprovechar los fondos provinciales y que no costaran dinero a las arcas municipales. La explicación no gustó a gran parte del auditorio, si bien el alcalde zanjó el tema aduciendo que “en Castalla cualquier subvención es bienvenida y ésta era una actuación necesaria”. De todos modos, el fatal descubrimiento de las raíces en las tuberías, que se mostraron a los asistentes en unas fotografías y vídeos realizados con una cámara-robot, obligará al Ayuntamiento a desembolsar 300.000 euros.
El concejal de Medio Ambiente, José Lino Rico, protagonizó los momentos más tensos de la noche, como cuando acusó a los organizadores de la manifestación de no tener “ganas de moverse” y haber promovido esta “inquietud” sin conocer la problemática previa (que se remonta al año 1988) ni haber consultado ningún expediente. Lino Rico exclamó que “los elegidos por el pueblo somos nosotros, no ustedes; lo que pasa es que ustedes no tienen ganas de moverse, pero no nos acusen a nosotros de no ser transparentes”. José Luis Prats recalcó la misma idea: “Hace un año, el pueblo dijo quién tenía que gobernar; y quien gobierna es el PP, no QCV”.
Este colectivo había preparado una amplia batería de preguntas, cuyas respuestas se encuentran en el expediente, explicaron los representantes municipales, por lo que les invitaron a consultarlo y les acusaron de nuevo de no haberse informado debidamente.
Aprovechando este acto sin precedentes en Castalla, los asistentes dirigieron al alcalde preguntas de otros temas municipales, como por ejemplo el futuro de la avenida República Argentina, Castalla Internacional, las actuaciones en el casco histórico, la problemática de la droga o la polémica en torno a la decisión municipal de que no se celebrara un concierto de rock en el marco de la Trobada d’Escoles Valencianes.
En este sentido, José Luis Prats negó que haya habido “censura” y reiteró que esta polémica la han montado los organizadores de la Trobada, “quienes han manipulado a menores de edad, han politizado la Trobada y han jugado con las ilusiones de unos jóvenes que sólo querían tocar y expresarse”. El alcalde puso las dependencias municipales a disposición de Pellikana y Entelèkia para que, “siempre que cumplan con la legalidad”, puedan tocar pronto en Castalla.
Algunos silbidos en la recta final de la intervención del alcalde, precisamente cuando negaba que hubiera habido censura en el concierto de rock, le sirvieron para exclamar, visiblemente molesto, que “cosas como ésta rompen la convivencia democrática y constituyen una falta de educación por parte de los que creen que la razón sólo la tienen ellos”.
Después de casi tres horas de reunión, entre los asistentes quedó un sabor agridulce y algunos confesaron “estar más confusos que antes”, si bien reconocieron el gesto de los representantes municipales de acudir a un acto de este tipo, con un auditorio a priori bastante reticente. El alcalde, por su parte, ya había adelantado que no iba a la reunión con la intención de “convencer a nadie”, sino sólo para dar las explicaciones que fueran pertinentes.
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