Situado al principio del Barranco de los Molinos, en la partida de Secanet, el Molino de Papel de Ibi data de 1829, primero como batán textil y 1860 como molino para la elaboración de papel de fumar.
Su importancia no radica únicamente en la antigüedad casi milenaria de este edificio y por ser la única muestra de la industria papelera en Ibi, sino también por ser un referente paisajístico de la localidad, del que destaca su enclave y entorno natural.
Usado, más tarde, como albergue refugio para niños durante la Guerra
Civil, e incluso, en ocasiones, como residencia de verano, su posterior
abandono por parte de los propietarios ha provocado un constante y
grave deterioro, hasta el punto de que apenas queda nada en pie en su
interior ni tampoco los jardines.
Distintas corporaciones municipales han hecho intentos por adquirir el Molí de Paper, propiedad de José Luis Pérez Sirera, para posibles usos culturales, formativos o turísticos, pero sin resultados. Los propietarios también han recibido proyectos de empresas privadas, pero el Molino de Papel sigue en venta.
La iniciativa de convertirlo en un hotel rural que anunciaron hace algunos años los dueños ha quedado descartada, según han confirmado. José Luis Pérez Sirera, explicaba a Escaparate que antes de que comenzara la crisis económica las negociaciones con el Ayuntamiento estaban avanzadas para su compra “pero ahora se ha parado todo”.
Tampoco han fructificado los proyectos privados que buscaban recuperar el histórico edificio y convertirlo en albergue juvenil o en punto de información, dada su proximidad al Barranco de los Molinos. El abogado de la familia, Ángel Lavin, afirma que “es mala época”.
Mientras tanto, el Molino de Papel se cae a pedazos.
El Molino de Papel está catalogado con protección parcial en el PGOU de Ibi, que obliga sólo a conservar la fachada. Por ello, la Asociación en Defensa del Patrimonio Ibense El Simarro solicitará al Ayuntamiento su declaración como Bien de Relevancia Local por su destacado carácter histórico, arquitectónico y etnológico.
Esta declaración obligaría a los propietarios y también a la administración local a proteger y conservar este importante patrimonio ibense.