Por J. J. Fernández Cano
Lo ha dicho don Mariano Rajoy, entre otras muchas y atrayentes de sus promesas electorales: va a erradicar la corrupción de raíz; piensa dejar España limpia como una patena. Uno no puede evitar preguntarse cómo va a lograr el Presidente en funciones semejante milagro, si no es embarcando con toda su gente con rumbo a puertos tan lejanos, que ni siquiera hayan oído mentar a un país llamado España, gobernado por un partido llamado PP que tiene a los juzgados saturados de procesos de corrupción en los que los nombres que más figuran son presuntos, o investigados, como se dice ahora, de sus propias filas peperas. Si a lo dicho añadimos que altos dirigentes del PP tildaron la semana pasada de falta de imparcialidad a algunos de los magistrados que están llevando sus casos, acusándolos de parcialidad por ser, o haber sido socialistas, esta actitud por sí sola, ya da motivo para dudar de su buena voluntad de regenerar nuestra democracia.
Estas, o parecidas promesas de esclarecer las cuentas de la Administración Pública, las finanzas de los partidos políticos en general y de su partido muy en particular, ya nos las hizo el señor Rajoy hace medio año. De entonces a acá no ha pasado día sin que haya sido destapado uno, o varios casos de corrupción en los que haya habido implicados destacados miembros de su partido. Se me dirá que también está el bochornoso caso Ere de Andalucía, pero esto no alivia la indignación de la ciudadanía, sino todo lo contrario. Se asegura que no todos los políticos del PP son corruptos. Rotundamente cierto. Este partido ha perdido en un reducido espacio de tiempo más de tres millones de votantes, que se dice pronto, gentes que se sienten de derechas, con toda la legitimidad del mundo, pero que sus principios éticos y morales no se identifican con las formas tan poco éticas de gobernar de ustedes, el partido en el que venían depositando su confianza.
Nuestro Gobierno en funciones, o lo que queda del Partido Popular, tenía que haber comenzado mucho antes a limpiar la casa, su casa. Puesto que, lejos de colaborar con la Justicia, han estado en connivencia, con los atracos perpetrados contra el Erario Público, el dinero pagado con sacrificio por las clases trabajadoras, tratando de entorpecer a la Justicia de una forma clara y desvergonzada. Y es que a ustedes no les conviene la transparencia, hablarles de tal virtud es como mentar la soga en casa del ahorcado, puesto que muchos de sus dirigentes están imputados, investigados o como quieran llamarlos, y su propio partido como tal, también. Todo esto hace, señor Rajoy y compañía, que se les presente una campaña sombría y carente de credibilidad, hasta para los votantes que les quedan, sus incondicionales, cuya confianza en la transparencia que ustedes prometen comienza a flaquear. Pero haciendo honor a la sabiduría popular y sus refranes “Cada loco con su tema y yo con mi calabaza”: que se dejen de ideologías y formen un gobierno de una puñetera vez y, eso sí, que sea más honesto que el que tenemos, que para eso creo que no tienen que esforzarse mucho.
P.D. A quienes tuvimos el placer y el honor de conocer a José Antonio Cózar, solo nos queda recordarle como se merecía. Hasta siempre.