Por José Luis Fernández Rodrigo
A menudo me chirrian en el oído y en la vista algunas mentiras que pasan un tanto desapercibidas para la opinión pública. O esa impresión me da. Y no es que yo tenga un amiguete en los Servicios Secretos -eso se lo dejo a Pablo Iglesias, ese “Anacleto Agente Secreto” del siglo XXI- sino que los hechos suelen dejar en evidencia a esa legión de “troleros” que nos venden la moto en cuanto nos descuidamos. Voy a hacer una relación con algunos casos llamativos.
El tronado presidente venezolano, Nicolás Maduro, con quien yo ni iría ni a la esquina, resulta que es un dictador según muchos políticos españoles, sobre todo, los del PP. Pero al mismo tiempo se informa de que su asamblea nacional está preparándolo todo para echarle del poder, vamos, que no se come el turrón. ¿Qué clase de dictador inepto permite que sus parlamentarios le den una patada en culo? Menudo dictador...
Cuando la juez@ Mercedes Alaya empezó a meter en vereda los casos ERE de Andalucía, se la encumbró hasta límites insospechados, convertida en una suerte de “superwoman” de la que se aplaudían hasta sus peinados o vestidos. Por supuesto, su instrucción de este desmadre de corrupción del PSOE era impecable, pero hete aquí que la cosa empieza a retrasarse e incluso surgen dudas de hasta qué punto se va a castigar a los responsables del choriceo. Lea usted lo que han empezado a decir ahora de la magistrada los mismos que antes le hacían la ola.
Y no es cosa de izquierdas o derechas, que mentir es un deporte que practican en todas las canchas. El líder de Podemos, sin ir más lejos, menospreció a Izquierda Unida antes de las Elecciones Generales de diciembre porque iba de sobrado y casi daba por liquidados a los de Alberto Garzón. Ahora tirando de calculadora de votos se le ha olvidado aquel análisis y los nostálgicos de la Pasionaria le parecen coleguitas de toda la vida.
Otra de las mentiras más repetida, esta dura ya décadas, es la de que en Cuba no hay bienes de consumo ni, en general, muchos productos habituales en el mundo capitalista, debido al embargo de Estados Unidos. Paradójicamente, los turistas que visitan la isla con el bolsillo bien lleno de dólares suelen encontrar casi de todo.
De nuevo, la realidad se empeña en desenmascarar a los embaucadores, en este caso, los castristas y también los gobernantes yankis, porque el embargo tampoco es tal.
Una de las más recientes y sorprendentes trolas ha salido de boca del ministro de Exteriores en funciones y de nuevo candidato a diputado del Congreso por Alicante, José Manuel García Margallo, esta al menos reconocida con carácter retroactivo: resulta que con los recortes impuestos desde la UE se han pasado con nosotros “cuatro pueblos”. ¿Y lo dice ahora? Entonces todo aquel discurso de salvación de la patria, de que estábamos casi intervenidos en 2011... ¿también era otra tomadura de pelo? ¿Cuántas más nos han colado?