Poco a poco se empieza a notar la supremacía de izquierdas del nuevo gobierno municipal de Castalla, si bien no cabe olvidar que una de las tres patas que lo sustentan pertenece a la derecha más tradicionalista, mientras que la oposición, aunque ya no mande, representa casi a la mitad de los votantes.
Este análisis surge a raíz del anuncio del Bloc Nacionalista Valencià (una de las dos patas de izquierdas) de que el año que viene ya no se montará en Castalla la plaza de toros portátil, que lleva cinco veranos visitando la localidad, ni se celebrarán, por tanto, los bous embolats ni el resto de actividades que trae consigo la plaza (suelta de vaquillas, Grand Prix y concurso de recortadores, festejos donde, en principio, los animales no son vejados ni maltratados, excepto en el lamentable caso del bou embolat).
Al parecer, este año ya estaba todo organizado por el anterior equipo de gobierno, del Partido Popular, y salía más caro anularlo todo (por las indemnizaciones a la empresa) que seguir con lo previsto. En cualquier caso, si se trataba de eliminar el bou embolat, para empezar, tal vez se podría haber hecho igualmente, manteniendo el resto de actividades.
Sea como fuere, este año queda todo como está, pero el Bloc ya ha anunciado que el año que viene no habrá ni plaza ni ocho cuartos; en primer lugar, suponemos que por ahorrarle al Ayuntamiento unos buenos euros, pero también para atajar una cruel actividad que en Castalla nunca ha sido tradicional.
Volviendo al principio, no conviene olvidar que esta decisión, no sabemos si unilateral o consensuada, no va a ser del gusto de gran parte del sector conservador, que en Castalla está compuesto por el Partido Popular y UCiD, aunque, si se trata de dar un contundente golpe sobre la mesa y un visible giro político, este tipo de decisiones son las más efectivas.