¿Crisis?... de honradez
Parece que cuanto más llueve, más se nos rompe el paraguas. A medida que el paro aumenta de forma desaforada, a causa de las muchas empresas que recurren a drásticas reducciones de plantilla, en muchos casos como preludio del cerrojazo final, y que miles de familias entran en fase de auténtica angustia, el Gobierno de la Nación anda poniendo parches a la desesperada, como es ya costumbre en él, a remolque de las circunstancias y, para consuelo de desdichas, el principal partido de la oposición se nos pudre como las peras: del corazón hacia fuera.
Si la crisis que padecemos solo fuera económica, yo continuaría mirando el asunto con ese optimismo que proporciona la esperanza (no me refiero a la Aguirre) ese clavo ardiendo al que hay que agarrarse mientras quede un latido en el cuerpo, pues, por dura que sea la crisis, que lo es, quienes nos criamos con cartillas de racionamiento y leche en polvo americana todavía creemos que con un gran esfuerzo se podría enderezar el camino, es más: de esta situación angustiosa podría surgir una sociedad más justa.
Imaginemos –aunque sea mucho imaginar– que de la noche a la mañana nuestros dirigentes políticos tomaran plena conciencia de esa virtud que llaman honradez y les diera por recortar gastos reduciendo ese ejército de asesores, adjuntos y otros empleos incomprensibles que pretenden justificar sueldazos que solo se explican por afinidades ideológicas o fidelidades de partido. Esto, sin duda, supondría una millonada para auxiliar la economía de los más necesitados y, si a ello añadimos las ingentes cantidades de dinero que se pierden a causa de los manejos corruptos y lo costoso e inútil de esa pantomima que llaman comisiones de investigación –lo de los espionajes de Madrid ha sido vergonzoso– no es difícil suponer que la crisis no sería tan destructiva.
Pero los sueños, sueños son, y me temo que el saqueo y la podredumbre de nuestro sistema continuará minando la ya precaria salud económica de nuestro país, sus 17 gobiernos albergan tal cantidad de sanguijuelas, que el esfuerzo y sacrificio del trabajo honrado no serán capaces de satisfacer. La crisis económica se viene fraguando desde hace años y ahora nos hacemos los sorprendidos. La crisis de honradez, especialmente en el partido del PP, está alcanzando, tal vez sobrepase ya, las peores épocas del felipismo.
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