Editorial nº 820
Es lamentable tener que llegar a este punto pero, si no hay más remedio, antes que pagar justos por pecadores es mejor que cada pecador pague como tal y aguante su vela. Hablamos de algo tantas veces repetido como la falta de civismo, respeto, decoro y educación de algunos dueños de perros, que no sólo no recogen los excrementos de sus mascotas, sino que son capaces de encararse con cualquier ciudadano que sea capaz de afearles el gesto, como si llevasen la razón. Pues miren, no, no la llevan; y dentro de poco tendrán que responder por ello rascándose el bolsillo, a ver si de esta forma entienden el concepto.
La Policía Local de Onil y el Ayuntamiento acaban de poner en marcha la primera campaña de concienciación en este sentido. No sólo se centra en las cacas perrunas, pero nosotros vamos a seguir haciendo hincapié en ello un poco más. Primeramente, la campaña será de control, de aviso, de advertencia; de ‘oye, que estamos aquí y pensamos velar por la limpieza y la salubridad de esta villa’. Al menos tres horas al día dedicarán los agentes colivencs a controlar y aconsejar, sin sanciones pero con advertencias. Posteriormente, se pasará a la acción con quien haya que pasar y se recurrirá a denunciar y multar a aquellos que sigan con su mala actitud.
Porque el asunto de las heces caninas en las calles, aceras, parques y jardines acarrea problemas a muchos niveles: estético, sanitario e incluso de seguridad. E implica, no lo olvidemos, una cuestión de calidad ciudadana, aunque suene demasiado contundente. Nos explicamos: tal vez aquellos que dejan los regalitos de sus mascotas en la vía pública deberían ser considerados ciudadanos de otro nivel (inferior, claro), respecto a quienes cumplen con las normas básicas de convivencia y ayudan con sus comportamientos (conscientes o inconscientes) a construir una sociedad más agradable y humana.
No sólo en Onil, sino en todas las poblaciones de nuestra comarca, hace años que deberían aplicarse las multas económicas para este tipo de dueños indignos de serlo.
Para terminar, una sugerencia para nuestros ayuntamientos: encuentren de una vez solares donde poder ir con perros y dejarlos desfogarse, porque no puede ser que su acceso esté prohibido en todas partes. Una de cal y otra de arena. Pero bueno, al menos se van dando pasos hacia adelante, que ya es algo.