En la sesión plenaria de la UNESCO celebrada en la sede de la ONU de Nueva York el 28 de diciembre de 2011 se ha acordado, con los votos a favor de todos los países asistentes, prohibir la exhibición de más musicales y bodeviles en los teatros del sur de Europa, excepto en Andorra, donde contarán con una prorroga de seis meses por petición propia del Obispo de Sigüenza, que es muy amante del género burlesque.
En lo que toca a los teatros de nuestro entorno, lo más destacado ha sido la actuación de los cuerpos especiales de la Guardia Civil para expulsar del escenario del Teatro Río a un nutrido grupo de maleantes y amantes de los musicales que se habían atrincherado en protesta por la resolución de la UNESCO y que no paraban de canturrear y danzar ante la atenta mirada de las fuerzas del orden, que no actuaron hasta que empezaron a cantar cosas de Mecano. Al final se pudo evacuar a todos los protestantes sin tener que lamentar bajas ni heridos graves.
Los motivos de la organización para erradicar de nuestra sociedad esta lamentable actividad son, según dicta la resolución, lo penoso de las actuaciones así como el reblandecimiento cerebral que sufren los asistentes a dichos espectáculos y que cuesta a la sanidad pública más de mil millones de euros en antidepresivos y consultas siquiátricas.
El Teatro Río, a partir de ahora, sólo podrá programar espectáculos de calidad, es decir: copla española, humor castizo (Marianico El Corto, Jaimito Borromeo y otros artistazos), algo de sardana y nuevas músicas y, por supuesto, zarzuela (género chico donde los haya).