Yo no voy a decir que fumar sea bueno y algo universalmente deseable pero sí que digo que la gente tiene derecho a suicidarse o a gestionar libremente su propia salud. Si este gobierno totalitario quisiera ser coherente y quisiera gestionar nuestra salud debería prohibir los estancos, las máquinas expendedoras de los bares, las empresas tabaqueras. Aún más, debería prohibir las empresas que fabrican bebidas alcohólicas, las empresas que favorecen los deportes de riesgo, las empresas que fabrican armas de fuego para los cazadores o los cuchillos de cocina.Y deberían prohibir las clínicas que practican abortos porque éstas asesinan a inocentes; al menos, los fumadores son (somos) suicidas que gestionamos voluntariamente mal nuestra salud.
Lo que se juega aquí no es tanto el derecho a una vida saludable sino el derecho a la libre elección. Está claro que fumar, comer hamburguesas grasientas, no hacer deporte, trasegar gin-tonics, follar sin condón o ver una entrevista a Zapatero no son prácticas saludables pero la gente tiene derecho a actuar según su propio criterio. En este caso, como en otros, este gobierno totalitario nos quiere imponer sus creencias. Quiere montar una Inquisición con sus sacerdotes mediáticos para excluir a un grupo de ciudadanos como una nueva clase de apestados heterodoxos recluidos en guettos espaciales. A mi no me gusta ver a los toros, ni a los homosexuales que se dan el lote por la calle, ni a los niños maleducados y gritones que dan la brasa en lugares públicos ante la sonrisa de sus padres, ni tantas muchas cosas que están en nuestro espacio social pero lo tengo que tolerar porque ellos me tienen que tolerar a mí. El único límite a la libertad es que dañe físicamente a otro o que dañe al bien común de todos: el terrorismo, el aborto, la violencia de género o los adolescentes gamberros que pagan su borrachera pegándoles patadas a los cubos de basura de los demás.
La medida más tolerante hubiera sido dejar que las diversas tribus de españoles se ubicaran en sus antros voluntarios: los fumadores en bares de fumadores, los no fumadores en bares de no fumadores, los adictos al karaoke en bares con karaoke, los homos en sus bares de ambiente o los ligones en bares de ligones. Siempre en defensa de la libertad de los ciudadanos-fumadores y de los dueños de bares que deben de poder decidir la forma de llevar su propio negocio.
P.D: siempre he oído decir que la gente del Casino Primitivo era gente que tenía muchos humos ahora si que se puede decir ésto con propiedad ya que son los único ibenses que pueden fumar con tranquilidad en su propio espacio.