Ante una pregunta tan tremendista como ésta, la respuesta debe ser igual de contundente, para tranquilizar al personal. Por supuesto que no. No peligra la Volta a la Foia, que este año cumplirá su vigésima sexta edición, por el mero hecho de que ninguno de los tres ayuntamientos implicados (Ibi, Castalla y Onil) va a dejar que se extinga una prueba tan arraigada en nuestra comarca, que reúne cada año a cientos de personas, las mismas que se entrenan durante meses y la esperan con entusiasmo.
Por supuesto, tampoco quieren que la carrera desaparezca en el seno de los clubes organizadores, incluido el Centre Esportiu Colivenc, pero 26 años son muchos años, y organizar un evento de estas características acarrea un evidente desgaste, sobre todo si no llega el relevo y resulta que muchos de los que tienen que organizar la carrera de este año son los mismos desde la primera edición.
Es comprensible, pues, que esta endémica falta de interés de muchos, unida a la crisis económica, de la que no se escapa ni el mundo del deporte, haya provocado la decisión del club de atletismo de Onil de no volver a hacerse cargo de la Volta a la Foia, cuyo peso organizativo recaía este año (y, de momento, sigue recayendo) en la villa muñequera.
Hoy por hoy, y a dos meses vista del día de la carrera (el 23 de octubre), no se sabe quién la organizará, pero lo que está claro es que la XXVI Volta a la Foia se hará, aunque no sea (es un suponer) en la fecha prevista o desde la localidad prevista. Si este año hay problemas en Onil y nadie quiere coger el relevo del Centre Esportiu Colivenc, que, a pesar de todo, ha tendido su mano a quienes quieran torear a este morlaco, la carrera tendrá que ‘saltar’ a Ibi o a Castalla.
Este año, más que nunca, todos tienen que estar unidos para no dejar morir un evento vital para la comarca de la Foia.