El lío montado en Madrid, tras la moción de censura presentada en Murcia contra el PP, es un episodio más de un sucesión de incoherencias que siguen llevando a la más absoluta incomprensión a cualquier ciudadano medianamente estable en su sano juicio. Si hace pocas semanas la obcecada e infatigable Ayuso criticaba la organización de las elecciones catalanas por inadecuadas e incompatibles con la actual situación de crisis sanitaria, para la presidenta la pandemia ahora esto ha pasado a segundo plano y ha convocado las suyas para el próximo 4 de mayo, saltándose todos los argumentos que ella misma invocó entonces, probablemente aupada moralmente por las encuestas demoscópicas que le son favorables. Esta espantada ha hecho movilizar a todos los partidos políticos con representación en la asamblea madrileña y se han puesto a trabajar para llegar a las elecciones con las máximas esperanzas de victoria, cada uno con la suya claro. Y con ese objetivo político, todo lo demás, la vacunación, los contagios o la crisis económica que también sufren muchos sectores en esta comunidad autónoma, es secundario Este movimiento de fichas no hace más que corroborar lo que ya se intuyó en las comicios catalanes el pasado 14 de febrero. No hay nada más importante que ganar unas elecciones.
Ya no sorprende a nadie que los partidos políticos antepongan sus intereses ante cualquier circunstancia por transcendental que esta sea. Estamos ante la crisis mundial más grande desde la última gran guerra. No hay país que no esté librando su particular lucha contra el virus con todas las consecuencias para empresas, personas y familias. Se han decretado restricciones que han paralizado la sociedad y su forma de interactuar cambiando nuestros hábitos más cotidianos. Pero algunos de los responsables de llevar las riendas de nuestro país han decidido que todo esto es menos significativo que conseguir tan solo un diputado más en Madrid. En pocas semanas, volveremos a ver EPI’s detrás de las urnas, contagiados y demás personas en cuarentena deambulando por Madrid con absoluta normalidad. Una vez más, estas decisiones no hacen más que alentar a los que ven esta pandemia como un fiasco conspiranoico con el objetivo de inocularnos un ‘chis’ en nuestro cuerpo que nos hará más dóciles y controlables de ahora en adelante. Vaya usted a saber por dónde irán esos pensamientos, pero de lo que no cabe ninguna duda es que esa cita electoral y toda la maquinaria que moverá, no ayudará en nada a superar esta ya larga pesadilla que nos ha tocado vivir.