Memoria histriónica
Estos días aciagos para nuestro país, España, nos han traído otra vez el tema de la guerra civil y la memoria histórica con el asunto del juez Garzón. El español inteligente se tiene que dar cuenta de dos cosas: Garzón está imputado por más causas que por estas de las fosas de la Guerra Civil (tema curso pagado en USA y tema presunto trato de favor al Banco Santander Central Hispano); el segundo tema que hay que tener en cuenta en este tema es que es un añagaza zapateril para que los españoles olviden su nefasta gestión de la crisis y discutan sobre un tema que todavía nos escuece a los españoles mas de 70 años después: la Guerra Civil.
Y estoy harto de que nos vendan la burra de que la guerra civil la provocaron los militares franquistas y que la IIª República era un campo de lirios pleno de paz y orden. Varias cosas al respecto.
Hubo varios golpes contra la República y el más cruento de ellos fue la revolución de Asturias que fue un intento armado de rebatir el resultado electoral que había dado la victoria a la CEDA y al Partido Radical que formó gobierno en solitario. Esta revolución fue instigada por el PSOE y el PCE de la época. Además de socialistas y comunistas se alzaron contra la República tanto militares conservadores (Sanjurjo) como anarquistas. Era una república burguesa con pocos republicanos burgueses, la mayoría de españoles de la época no la quería o quería utilizarla para implantar sus delirios revolucionarios (Largo Caballero o CNT).
En febrero de 1936 hubo dos grandes bloques electorales: el Frente Popular que obtuvo el 47'03% de los votos y el Bloque Nacional de derechas obtuvo el 46'48%, los grupos de centro obtuvieron el 3'17% y el PNV el 1'59%. España se había polarizados en dos bloques electorales y, sin esperar a una segunda vuelta, el presidente de gobierno de la época se quitó de en medio y le dió el poder al Frente Popular cuya primera acción de gobierno fue indultar a los golpistas de octubre del 1934 e ilegalizar el partido Falange Española metiendo a su líder, José Antonio Primo de Rivera, en la cárcel.
Desde febrero de 1936 al 16 de junio Gil Robles, en discurso parlamentario, contó que en dicho tiempo se habían quemado 170 iglesias, se habían intentado quemar otras 251, habían habido 269 muertos y 1287 heridos en refriegas callejeras de origen político y se habían declarado 133 huelgas generales y 218 huelgas parciales. Al que sospeche de estos datos puede leer las memorias de Arturo Barea "La forja de un rebelde" o el discurso que pronunció el líder socialista Indalecio Prieto en Cuenca en 1935 en el que afirmaba "si el desmán y el desorden se convierten en sistema perenne, por ahí no se va al socialismo, por ahí no se va tampoco a la consolidación de una República democrática, que yo creo nos interesa conservar."
El petardo final de la "fiesta" del Frente Popular tuvo lugar el 13 de julio de 1936 cuando, en represalia por la muerte de un militar instructor de las milicias sindicalistas, miembros de la Guardia Civil y de las Guardias de Asalto asesinaron a sangre fría a un parlamentario nacional y líder de unos de los partidos de derechas: José Calvo Sotelo. Los funcionarios del servicio de orden público salieron del cuartel de Pontejos en un coche oficial para darle el paseíllo a un miembro electo del Parlamento Nacional.
Luego vinieron las checas y los paseíllos, Paracuellos del Jarama, Andreu Nin y las matanzas entre anarquistas-comunistas en Barcelona en 1937, las luchas contra el Coronel Casado en Madrid en 1939 y las estúpidas acciones del maquis en el Valle de Arán al final de la IIª Guerra Mundial.
Y menos mal que Franco ganó la guerra, la alternativa no hubiera sido una democracia liberal al estilo inglés sino un país satélite de un Stalin que al poco tiempo de acabar nuestra guerra civil se alió con Hitler para repartirse Polonia (¡con dos cojones!).
Y aquí y ahora tenemos que aguantar a los botarates que defienden a un juez que es millonario, malvado, egocéntrico hasta la náusea y sectario (si tiene güevos democráticos que le plante un juicio a Mohamed VI o a Fidel Castro). Y muchos de estos botarates neoconversos y jaleadores comenzaron en el Frente de Juventudes o son hijos de alcaldes falangistas como Bono (que se podría aplicar a si mismo la Ley de Memoria Histórica y suicidarse).
PD.: Aquí también tenemos el ejemplo de un alcalde socialista nieto de alcalde falangista que gobernó a nuestros abuelos en la época del estraperlo del aceite y la represión religiosa-política mas dura.
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