Nada es para siempre
Todavía resuenan los ecos de la trifulca popular valenciana, con un esperpéntico fin de fiesta: la destitución de Ricardo Costa, calificada como “temporal”, curiosa trampa lingüística con la que, una vez más, se pretende confundir a los ciudadanos. ¿Alguien conoce a algún político nombrado con carácter “vitalicio”? La provisionalidad es inherente a la política, aunque a muchos les cueste aceptarlo.
Según el rito cristiano, el vínculo matrimonial es “para siempre”, pero luego llega la separación que lo convierte en transitorio. Ahora resulta que el casamiento tiene fecha de caducidad mientras que el divorcio suele ser definitivo. Es lo que tiene una sociedad civilizada ... que cambia y evoluciona.
Les aseguro que a veces me niego a admitirlo. Yo, por ejemplo, pensaba que, con 20 años de antigüedad, estaba colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados de Alicante para siempre, y ahora resulta que no, que esa colegiación era temporal y me obligan a colegiarme en el de Alcoy. Igualmente, cuando se nos facilitó el acceso informático a la contabilidad municipal, nadie nos advirtió que fuese temporal y sujeto a la arbitraria y caprichosa voluntad de la Sra. Parra, ni que tuviésemos que asumir la responsabilidad de todo lo que se publicase a partir de ese momento en el diario “El Mundo”.
En la Cuenta General Municipal aprobada con los votos del PP el mes pasado, el Concejal de Hacienda del Ayuntamiento no utiliza el añadido, es decir, no pone que el Ayuntamiento está en “quiebra técnica transitoria”, y esperamos que así sea. En Ibi tenemos un Consejo Económico y Social que se creó con vocación de permanencia, pero también está temporalmente fuera de servicio. Pese a la crisis económica, no se convoca desde hace años y a estas alturas presenta un cierto “rigor mortis” que no augura nada bueno. Similar palidez refleja el equipo de gobierno en su conjunto, faltos de ideas y abrumados por los trapos sucios que airea la prensa amiga.
Claro, que hay cadáveres políticos que ocultan su lividez tras una máscara de aparente normalidad. Para no poner ejemplos cercanos citaré a Berlusconi como máximo representante de mandatario que aspiraba a perpetuarse en el poder y al que los italianos deberían poner en su sitio por los siglos de los siglos.
La temporalidad es consustancial en las personas, en los oficios, en los cargos. En cambio, las imágenes son para siempre, como la foto del trío de las Azores o la de parte de la Corporación Municipal abandonando un Pleno para salir a aplaudir a una Concejal que dimitió primero y fue cesada después.
En definitiva, hay apostillas que no hacen ninguna falta. Nunca he escuchado a una mujer decir que está embarazada temporalmente, pues sobra el adverbio. No me imagino a Mayte Parra firmando los Decretos como “Alcaldesa del Excmo. Ayuntamiento de Ibi, de momento”.
[volver]