Si hay algo que un deportista sueña durante toda su vida es representar a su país en unos juegos olímpicos. Bueno, si no son futbolistas, en cuyo caso con lo único que sueñan es en fichar por el Madrid o por el Barça o por el Spartak de Praga. Pero los auténticos deportistas –no decimos que los futbolistas no lo sean–, los que se dejan la piel en jornadas maratonianas de entrenamiento, sin remuneración alguna o estirando alguna beca a todas luces precaria, los que no existen para los medios de comunicación y que sobreviven a base de entusiasmo y amor a su disciplina; ésos sí sueñan todos los días con conseguir una marca o unos resultados que les permitan entrar en el equipo olímpico.
Todos los deportes minoritarios tienen su catapulta en unas olimpiadas. Y si consigue alguna medalla –sobre todo si es de oro–, eso hace que el deportista y su deporte se conviertan por unos días en héroes nacionales y un ejemplo a seguir. Deportes como el bádminton, el piragüismo o el taekwondo, sólo salen de su letargo mediático gracias al éxito de nuestros representantes en este gran circo del deporte que son unos juegos olímpicos. El resto del tiempo, entre olimpiada y olimpiada, en nuestro país sólo existe el fútbol, el fútbol y el fútbol.
Como anécdota relataremos la forma en que en Deportes Cuatro –un programa de una hora de duración– trataron la noticia cuando Carolina Marín se proclamó por segunda vez campeona del mundo de bádminton. Después de contarnos durante más de media hora cómo había sido el entrenamiento del Real Madrid, repitiendo las mismas imágenes una y otra vez, pasaron a contar cómo había sido el del Barça, el del Atlético y el de algún otro equipo; luego hicieron unos cuantos montajes de relleno con Ronaldo y Messi, y cuatro tonterías más con aficionados que esperaban a sus ídolos a la salida del entrenamiento para pedirles fotos o insultarlos, según tocara ese día. Y, por fin, en el minuto 59 y 50 segundos del programa dieron la gran noticia del campeonato mundial de bádminton de la siguiente manera: «Y en lo que respecta a otros deportes, Carolina Marín se ha vuelto a proclamar campeona del mundo de bádminton. Enhorabuena y buenas tardes». Éso era lo único que había de «otros deportes».
Por eso, a pesar de los sucios tejemanejes que se llevan en el COI, debemos dar gracias a este gran evento por permitirnos disfrutar de todos estos otros deportes y por darnos a conocer a tantos otros deportistas. Deportistas que han hecho su sueño realidad y que, a buen seguro, van a hacer que las nuevas generaciones –nuestro deporte base– también sueñen con ser olímpicos algún día.