Los “hunos” con h y los “hotros” también
Nunca me gustó insistir sobre un mismo tema, ser machacón, rizar el rizo… Por eso en muchos de estos artículos, cartas, engendros o como quiera llamárseles, trato de evadirme de la realidad y me refugio en la anécdota, la chirigota o la fantasía que, al menos, me regala la sensación de ponerme el mundo por montera; sin embargo, sólo logro engañarme a medias, ya que lo cierto es que la realidad que vivimos vive conmigo, se acuesta conmigo y es muy mala compañera de cama, puesto que muchos ratos no me deja dormir.
Cuando me da por pensar en la cantidad de gente que se queda sin trabajo cada día, que supone otras tantas familias que pierden su único patrimonio, o sea, el jornal del que dependen; la enormidad de pequeñas empresas y trabajadores autónomos que dan de baja sus empresas o negocios y la tristeza que se palpa en las zonas comerciales de nuestra comarca, por no ir más lejos, originada por no tener trabajo o por el inminente riesgo de perderlo, no puedo evitar caer en la angustia de preguntarme: ¿qué va a ser de quienes no tenemos un empleo en las Administraciones Públicas ni cuentas en los paraísos fiscales ni estamos agarrados al rabo de un político poderoso?
Estamos gobernados por un ejército de políticos en el que, salvando la parte honesta, que la hay, ha encontrado cobijo una pléyade de nulidades que, si algún talento tienen, lo emplean en medrar a costa del esfuerzo de los trabajadores y, al decir trabajadores me refiero igual al que emplea su tiempo junto a una máquina o una cadena de montaje, que al empresario que se bate el cobre gestionando pedidos y tratando de cobrarlos cuando llega su vencimiento, cosa harto difícil, si se tiene en cuenta el poco amparo jurídico que le brinda nuestro sistema para lograr tan legítimos fines.
Porque el Gobierno y demás administraciones sí tienen mecanismos para recaudar sus impuestos en las fechas fijadas, por ejemplo el IVA hay que abonarlo en su día, independientemente de que la empresa haya cobrado las facturas a las que corresponde dicho impuesto o no, esto, en sí mismo, ya supone una clara muestra de injusticia, de abuso de poder, un claro afán de que sigan siendo los mismos quienes acaben pagando los vidrios rotos. Me pregunto hasta dónde va a permitir la cuerda que se la siga tensando. La mala gestión del gobierno que ostenta el poder nos asfixia y la posibilidad de que nos gobierne el más inmediato partido de la oposición nos asusta, dado el maremagnun en que está inmerso, jalonado por sus cruentas luchas intestinas y por los clamorosos casos de corrupción, que se nos presentan unos cogidos del rabo de los otros. O sea que los hunos tienen su h y los hotros también.
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