Un alcalde del PP (varón y barón territorial) me debe dinero y prometió pagarme el pasado 22 de noviembre. Cuando vi que su augusto tesorero no me había hecho la transferencia me fui a verlo y me dijo que no me había pagado porque todavía no le había pagado la Generalitat a él. Yo le respondí, entre sorprendido y cabreado, que cómo no le pagaban si eran los suyos los que gobernaban en Valencia; él me respondió que a Valencia no le pagaba Zapatero desde Madrid. Y yo pensé que si pudiera hablar con Zapatero, entonces todavía en funciones de gobierno, me hubiera dicho que él no pagaba a Valencia porque desde Europa no le pagaban y así hasta el infinito... «¡Vaya tropa!», que diría el Conde de Romanones.
En estos tiempos, en Ibi, vemos que las beatas se manifiestan contra la impresentable deuda que la Generalitat tiene con el Asilo San Joaquín, que los boticarios y sus mancebos (se podría decir que en las farmacias trabajan amancebados, «no se enfaden que es un mal chiste») paran tres días para cobrar lo que les debe la Generalitat, que los libreros no cobran el universal bonolibro (universal porque beneficia a todos los padres independientemente de su renta), que los profesores de instituto de centros concertados no han cobrado el mes de diciembre ni la extra de invierno y así hasta el infinito. Tenemos una administración autonómica en bancarrota, los valencianos somos los griegos de España, con una región que es la segunda que más debe de España y la primera en deuda en relación a su PIB. Hasta los suyos le hacen huelgas y se le manifiestan en contra; el autor de este desastre gestor está siendo juzgado por la chorizada de quedarse con unos trajes pagados por un proveedor encarcelado.
Una administración que ha renovado la confianza mayoritaria de los valencianos en unas recientes elecciones autonómicas por lo que ya que los sufridos administrados no tenemos lucidez para quitarnos a estos pájaros de encima habrá que confiar en que Rajoy les meta mano a estos maharajás bananeros.
Y no olvidemos que Zapatero ya no está en Madrid para echarle la culpa.
P.D.: En época de recortes lumínicos el ayuntamiento de Ibi paga una cena de Navidad a los políticos del PP (+ Juan Valls en su faceta de colega de la lideresa) y a los funcionarios que, dicen rumores, costó 40 euros por barba. ¿Es esto también un derecho laboral?