Como clamaba aquel entrenador futbolero con su castellano de acento inglés, “tú, todo ‘negativa’, todo mal”, exasperado como estaba el pobre hombre con el tratamiento informativo que, al parecer, le daba un periodista que tenía delante en aquel momento en una rueda de prensa.

Pues eso habría que reprochar a los dirigentes del Partido Popular. Echarle las culpas al Gobierno de la crisis económica, bien, tiene un pase, por aquello de no dirigir u orientar a quienes pueden sacarnos de ella. Aunque sería más que discutible, en este sistema democrático tan liberal en el que el poder público tiene tan poco que decir, aparte de alimentar fortunas privadas.

Pero lo que me parece delirante, por parte de los populares, es querer hacer leña con el secuestro de los atuneros y la huelga de hambre de la mujer saharahui. En estas dos historias, sólo cabía un final feliz: que todos siguieran con vida. Conseguido eso, todo el cacareo que ha venido después se merece el desprecio de los afectados y de la gente sensata.

Haya costado dinero de rescate o bajadas de pantalones ante Marruecos, lo importante era salvarles y quienes se hayan aprovechado de nuestro Gobierno y sacado tajada únicamente son gentuza.

Además, fácil es suponer lo que habrían rebuznado los de la oposición en caso, por ejemplo, de que ZP y los suyos se hubieran hecho los fuertes antes los piratas o el sultán: entonces el chaparrón habría sido de órdago, porque el Gobierno no ha tenido mano izquierda, ha sacrificado vidas humanas por tacañería… Por desgracia, en el segundo partido más votado en España (y el primero en muchas autonomías y ayuntamientos) tienen clara la consigna de que todo tiene que ser negativo. Vaya cenizos.