Por José Luis Fernández Rodrigo
Venga, esta vez toca escribir como un maldito populista y tal vez algún liberal que lea estas líneas me eche en cara simpatías con Venezuela y sus dirigentes en chándal, pero es que la noticia que más me ha llamado la atención estos días es esa de que esta crisis ha fabricado un 50% más de millonarios en España. Es más, tenemos el honor - dudoso o no, eso se le dejo a cada uno- de ser el país donde el río revuelto de la austeridad Made in Merkel ha reportado más ganancias a los pescadores, en este caso, a los especuladores.
Está claro que el dato, ya sean 66.000 millonarios pastosos en total o 15.000 más en el último año, no sorprende a casi nadie, porque siempre está la voz sensata de algún analista que nos tranquiliza -a mí, no- con eso de que es normal el fenómeno, que ya se sabe que los ciclos económicos de inestabilidad suelen favorecer a ciertos nichos de mercado, bla, bla, bla. Un poco como si se tratara de una coincidencia o de dos cuestiones separadas: a veces, cuando llueve también sopla un poco de viento.
Pero no va por ahí el tema, porque los que manejan tenían mucho interés en darnos a todos un repaso, ordeñar un poco más a la plebe con la buena coartada de la prima de riesgo o el déficit público, y de propina nos dieron el tirón de orejas de que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades.
Después de décadas de avances en los derechos laborales y el Estado del Bienestar, con vacaciones de 30 días al año, jornada de hasta 35 horas semanales en algunos países, indemnizaciones por despido, estudios incluso universitarios asequibles para todos y el médico disponible las 24 horas por si nos poníamos malos, ahora hay que echar marcha atrás un poquito. Los lacayos se estaban subiendo a las barbas de los que de verdad generan la riqueza -la suya- y desde Alemania soplan vientos de minijobs (pluriempleo mal pagado, un invento viejo) copago farmacéutico, planes de pensiones privados, hacer carrera solo los hijos de los ricos y nada de trabajo fijo, que eso es antiguo, según nos lo ha dejado claro la patronal nacional.
¿No hay más remedio porque las cuentas no salen? Pregúnteselo a alguno de esos nuevos millonarios, o de los que ya estaban forrados, seguro que ninguno trabaja con sus manos... ni con ninguna otra parte de su organismo, porque las grandes fortunas anidan en el sector financiero (la usura y la especulación no productivas), las contratas que se nutren del dinero de todos y, unos pocos, meritorios industriales capaces de producir bienes necesarios con éxito, que sí se merecen el aplauso.