El equipo colivenc tuvo que hacer frente a infinidad de obstáculos y finalmente consiguió superar este duro reto
Los Albero llegan a la capital de Mongolia tras más de un mes y 16.500 kilómetros de aventura
Como suele decirse en los concursos televisivos: ¡Prueba superada!
Aunque la verdad es que el equipo formado por los colivencs César Albero padre y César Albero hijo no lo ha tenido nada fácil, algo que ambos ya sabían desde que comenzaron a preparar su participación en el Mongol Rally, una aventura solidaria que les ha hecho recorrer más de 16.500 kilómetros en poco más de un mes, a través de 16 países y teniendo que lidiar con “averías, fiebre, tormentas eléctricas, tormentas de nieve, pinchazos, pérdidas en la ruta, pagos a policías corruptos, miles de trámites en las aduanas” y otros tantos problemas de los que al final han salido airosos, según explican en su web (www.venimdonil.com).
La furgoneta a bordo de la que han recorrido España, Francia, Alemania, República Checa, Austria, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Turquía, Irán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kyrgyzstán, Kazakstán, Rusia y Mongolia, ha quedado poco menos que para el arrastre después de recorrer desiertos y caminos impracticables (los mejores, “como la senda del xopet”, afirman).
Si los Albero resisten sus tentaciones de quemarla, como dejaron dicho en su entrada en la web del 12 de agosto, el vehículo será una de las donaciones que harán a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) beneficiarias del Mongol Rally. También se dejarán en Ulán Bator prácticamente todo lo que han llevado en su viaje, aparte de la aportación monetaria que recaudaron antes de partir de Onil gracias a una fiesta benéfica celebrada en la plaza del Mercado.
Nada importa haber llegado en el lugar número 196, porque en el Mongol Rally no hay plazos límite; lo que cuenta es el coraje de haber salido desde Onil un 17 de julio, con un vehículo poco potente, una brújula, muchos mapas y toneladas de ilusión, y haber llegado a la capital de Mongolia un 21 de agosto, con la satisfacción del trabajo bien hecho y un recuerdo imborrable en la mochila.
Además, cientos de amistades inquebrantables y la admiración de todo un pueblo.
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