Dentro de un plazo aproximado de quince meses podría estar aprobado y listo para comenzar a construirse el macroproyecto turístico, industrial y de ocio que una empresa privada prevé ubicar en unos terrenos de su propiedad en las fincas de La Cañada y El Pla, con una extensión de 2’5 millones de metros cuadrados junto a la carretera vieja que une Ibi con la rotonda de Castalla-Onil.
Este proyecto tendría un coste global de más de cien millones de euros y sería capaz de generar, a pleno rendimiento y con todas sus áreas funcionando, alrededor de 650 puestos de trabajo.
La magnitud del proyecto es tal que el propio promotor de la idea, el empresario alicantino Joaquín Rocamora, afirmó que “posiblemente algunos ya no lo veamos” en su totalidad, puesto que requiere de “esfuerzo, fe y mucho trabajo” y consta de siete áreas diferenciadas:
-Un campo de golf sin viviendas, exclusivo para socios y empresarios. Como en el resto de las áreas de este macroproyecto, se buscará la excelencia y la diferenciación, que sea un campo de referencia a nivel nacional y el más importante de la provincia de Alicante, amén de un centro de negocios para los usuarios.
-Un hotel rural con encanto, para lo que habrá que rehabilitar la casa de La Cañada. Según Rocamora, “hoteles rurales hay muchos, por lo que aquí no vamos a hacer una chapuza sino un hotel rural excelente”.
-Un centro hípico y club de campo familiar que sea un referente prácticamente a nivel internacional.
-Una zona de 200.000 metros cuadrados con pinadas, cultivos de árboles frutales, a modo de un cámping pero con cabañas de madera con chimenea.
-Un parque tecnológico que sea punta de lanza de la investigación de un determinado sector industrial. Algo novedoso que vaya mucho más allá de un simple polígono industrial.
-Un ecobulevar, que correría paralelo a la carretera vieja Ibi-Castalla, donde las empresas involucradas contarían con naves-escaparate donde ofrecer sus productos y servicios.
-Una ciudad para personas de la tercera edad que se puedan valer por sí mismas, con infinidad de servicios, ofertas de ocio y atención continuada. El concepto se aleja de un geriátrico o una residencia, puesto que cada usuario disfrutaría de una vivienda en régimen de usufructo y podría, en definitiva, ‘hacer lo que quisiera’ para distraerse (cultivar un huerto, pasear, leer, practicar algún deporte, etcétera), con la ventaja de que no tendría que preocuparse de nada más que de su bienestar.
Obviamente, poner en funcionamiento estas siete áreas simultáneamente es algo harto complicado y que, en principio, no se contempla. Cada área despertará el interés de unos inversores y no interesará a otros, por lo que la construcción de cada área dependerá de este interés real por parte de los inversores.
De momento, lo que sí parece seguro que comenzará a construirse en cuanto se disponga de todos los permisos necesarios es el campo de golf, puesto que un grupo de aficionados a este deporte está dispuesto a invertir en el proyecto, persiguiendo la exclusividad del mismo, un club propio y no un club comercial.
No en balde, se dejó claro que “el centro del proyecto” es el campo de golf, para cuya construcción se necesitarían unos 15 millones de euros y generaría unos 50 puestos de trabajo.
Tanto para el proyecto del campo de golf como para el resto de áreas ya se han realizado los estudios oportunos de abastecimiento de agua y este asunto no supone ningún problema, según Rocamora, quien recalcó que este macroproyecto no costará “ni un euro” al Ayuntamiento ni a ninguna otra institución pública, mientras que reportará a Onil innumerables ventajas de orden turístico y económico, amén de los ingresos correspondientes en concepto de impuestos.
Rocamora insistió en que este proyecto no se va a hacer “a base de subvenciones”, sino que necesita inversores privados. Además, “los tiempos de crisis son también tiempos de oportunidades y hay que saber aprovecharlas”, dijo.
“Tiene que ser un proyecto sostenible, excelente, diferente, único y mejor que ninguno, que sea un referente comarcal, provincial y nacional”, sostuvo el veterano empresario alicantino, expresidente de COEPA, quien añadió que este complejo “tiene un recorrido a corto, medio y largo plazo”, por lo que, seguramente, “nosotros ya no lo veremos acabarse”.
Respecto a los puestos de trabajo que generará este proyecto, Rocamora anunció que se contratará “a los más preparados”, sin prioridades, aunque se comprometió a informar con antelación al Ayuntamiento de Onil de sus necesidades.
En este sentido, el alcalde, José Ramón Francés Blanes, anunció que, a través del Servef y Aiju, se promoverán cursos de formación para que la gente de Onil esté preparada para trabajar en lo que este complejo requiera.