No se refiere el título de este artículo editorial a la oferta cultural de las localidades que conforman nuestra comarca, puesto que es mucha y muy rica y nos consta que los concejales delegados de cada ayuntamiento se las ven y se las desean para ofrecer a sus vecinos una programación variada y de calidad. El título se refiere, lamentablemente, a una de las dos partes imprescindibles para que esto de la cultura funcione: el público (la otra parte estaría representada por los autores).
Por mucho que se empeñen los autores en escribir novelas u obras teatrales y componer y tocar canciones, por ejemplo, si no hay nadie que lea esas novelas o acuda a los teatros o auditorios, al final se les acabarán las ganas de crear a los creadores y las ganas de contratar a los concejales, de modo que la cultura irá agonizando paulatinamente hasta que no quede nada de ella, tan solo la música machacona que pone banda sonora a los botellones, indicativo inequívoco de que la cultura ya estará muerta y enterrada. Como muestra les vamos a poner dos botones, uno en Ibi y otro en Onil.
El domingo 23 de octubre se subieron al escenario del Teatro Río alrededor de 30 personas, entre músicos de una banda sinfónica, componentes de una banda de rock, cantantes de apoyo y cuatro vocalistas de talla internacional. Entre todos ofrecieron un impresionante concierto recreando las mejores canciones del mítico grupo Queen. Este espectáculo arrasa allá donde va y hay que colgar el cartel de ‘No hay entradas’. En Ibi, por desgracia, sobraron entradas, y bastantes. Un espectáculo de primer nivel, desperdiciado e ignorado.
Algunos alegarán que las entradas eran algo caras (35 euros). Entonces, ¿por qué en Onil fueron menos de 50 personas (¡50!) a ver una obra de La Pavana que en otros municipios se rifan, si costaba 10 euros?
Vamos mal, muy mal.