Andan revueltos estos días los medios de comunicación locales y las redes sociales ante el anuncio por parte de la Comisión de Fiestas y el Ayuntamiento de Ibi del aplazamiento definitivo del castillo de fuegos artificiales, que hasta hace dos años se lanzaba después de la procesión, a modo de fin de fiestas. Al igual que en 2015, cuando fue por motivos de causa mayor, a partir de este año los cohetes se dispararán un día después, al caer el sol del Dia del Descans, una medida que no ha gustado a los festeros más tradicionalistas pero que ha sido acogida con agrado por parte de otros sectores, como el hostelero, o incluso por los ibenses no festeros, que no por ello son vecinos de segunda.
En temas festeros hay que andarse con pies de plomo y asumir que cualquier decisión va a levantar ampollas. Si en escasas ocasiones se consigue contentar a todos, mucho menos en estos asuntos que tocan fibras sensibles y, en ocasiones, están más relacionados con el corazón que con la cabeza. Está comprobado que al ser humano le gustan poco los cambios, máxime si lo que se pretende modificar viene amparado por años de tradición.
Ocurrió en Ibi con el Dia de l’Avís: cuando pasó de domingo a sábado parecía que se iba a acabar el mundo, pero años después el mundo sigue girando y los festeros, tan contentos, ya ni se acuerdan de aquello. Algo parecido va camino de producirse en Alcoy o en Castalla con los días de Fiestas, para que caigan siempre en fin de semana, un asunto que en Ibi está más que asumido. No es lo mismo desfilar para cuatro que para cuatro mil, aunque los más acérrimos defensores de la tradición menten a la faca y aprieten puños y dientes a las primeras de cambio.
Como los festeros no están solos, sino que comparten espacio y tiempo con otros congéneres que se dedican a otros menesteres (como, por ejemplo, regentar un negocio de hostelería o ver la Fiesta pasar), entre todos deberíamos entender que lo que es bueno para unos no lo es tanto para otros y, en ese toma y daca, con más empatía que egoísmo, al final se irán dando pasos que, sin duda, y vistos con la perspectiva que otorga el tiempo, acabarán siendo positivos.
Auguramos un éxito de público a los fuegos artificiales del Dia del Descans, al igual que ya lo fue el año pasado, con la feria a tope y las terrazas repletas de comensales para disfrutar de un acto con el que las Fiestas de Ibi han ganado un día. Y aplaudimos a los responsables de haber tomado tan difícil decisión, sabiendo de antemano que el chaparrón iba a ser menino. Tranquilidad que, cuando amaine, se verá todo mucho más claro.