Crisis Ninja en Famosa
Las siglas de Famosa, la todavía (y por muchos años, espero) líder indiscutible de los fabricantes de juguetes en España, evocan a la unión de familias productoras de muñecas de Onil. Porque antaño las grandes empresas solían gestarse ahí, en familia.
Todo lo contrario que ahora, en estos tiempos de globalización, en los que las firmas punteras acaban casi sin excepción en manos de inversores anónimos, eficientes al máximo porque han bebido los elixires de los máster en marketing, management (en cristiano, gerencia, saber ser el jefe), MBA, business school y un puñado más de palabros en idioma yanki, que es el de Don Dinero.
Sobre el papel, estos ejecutivos tienen más preparación que nadie la tuvo nunca porque, además, están capacitados para gestionar una empresa de cualquier sector económico.
El drama llega precisamente cuando se cansan de un palo y cambian la partida, como si se tratara del tute (o el guiñote). Si mañana calculan, con sus agencias de rating, que ya han estado demasiado ‘rating’ haciendo juguetes, pues venderán la paraeta e invertirán en mayonesa, o en laminados de aluminio...
El recomendable Leopoldo Abadia, que ha causado sensación en Internet con su explicación sabia y comprensible por todos de la crisis mundial, que él define como “crisis Ninja”, nos ofrece una magistral guía para entender cómo se las gastan los gurús de las finanzas.
De momento, en Famosa ya han tenido que tragarse un ERE de 42 trabajadores. Ojalá que la cosa quede ahí y una de las mayores fuentes de riqueza y empleo de la Foia de Castalla no se marchite por maniobras Ninja. Si no, aquellos ahorros y horas de trabajo de las pioneras familias colivencas de hace medio siglo o más habrán servido para bien poco, además de, en el peor de los casos, nutrir a los que se lucraron con sellos de duro a seis pesetas. Que ya es el colmo de la maestría Ninja.
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