Por Vicente J. Sanjuán
Me piden que escriba un artículo sobre la campaña electoral y las elecciones generales de este mes de junio. Tema arduo, por cansino, donde los haya. El único cambio significativo respecto a la convocatoria de diciembre es la UTE (unión temporal de empresas) entre Podemos e IU que va a convertir a este holding en la segunda fuerza electoral por encima del alicaído PSOE de Pedro Sánchez.
Por lo tanto tenemos dos polos opuestos de interés electoral: PP y Unidos Podemos. A PSOE y Ciudadanos parece que les queda el triste papel de hacer de ayuda de cámara o edecanes de estas dos grandes opciones electorales.
Yo he hecho la prueba de decir por ahí que voy a votar a todos los partidos y cuando digo que voy a votar al PP enseguida me dicen: “¿Al PP? ¿A Rajoy? ¿Al partido ese de los chorizos como Rato o Rita Barberá?”. Está claro que el PP de Rajoy es el partido de la corrupción por antonomasia, porque es el partido que en más sitios ha gobernado durante más tiempo, aunque el PSOE andaluz no le va a la zaga en su finca sevillana. Los otros dos partidos emergidos no han tenido tiempo ni lugar para corromperse, aunque yo no creo en los seres angélicos.
Cuando digo que voy a votar a Unidos Podemos me dicen: “¿Estás loco? ¡Si están chalados! ¡Si éstos van a llevar a la ruina al país! ¿De dónde van a sacar dinero para pagar todo lo que prometen y traer a todos los emigrantes que quieren traer? ¡Nos van a coser a impuestos!”. De donde creo entender que si gobierna Podemos, con la ayudita cariacontecida del PSOE, van a tener que nacionalizar El Pozo de Murcia para conseguir miles de longanizas para atar a los perros con los que van a regar los campos y las ciudades de España.
Y así andamos, entre los chorizos de unos y los perros con longanizas de otros.
¿Qué va a pasar el 27 de junio?
Por lo que me cuentan va a ver un apoyo de Ciudadanos + PSOE al gobierno del partido más votado, que será el PP. Pero un PP sin Mariano Rajoy y con ciertos compromisos de gobierno que los de Ciudadanos + PSOE le van a obligar a hacer: reforma de la Constitución, Ley Electoral, Pactos Sociales, etc.
¿Y Unidos Podemos? El papel de víctima histórica no está tan mal como demuestran los partidos catalanistas y, además, van a conseguir partir por la mitad al PSOE que llegará, con el tiempo, a desaparecer o a convertirse en la cara socialdemócrata de Ciudadanos. Finalmente, Iglesias conseguirá ser el nuevo Felipe González, aunque va a perder por el camino a los de la hoz y el martillo, que desharán la UTE una vez tengan grupo parlamentario propio y pasta para seguir viviendo del cuento político. Con el tiempo, Iglesias será el refundador del PSOE (gran ironía: Pablo Iglesias II, el regreso) y el joven Garzón volverá al añejo mundo vintage guerra-civilista de la banderita tricolor bajo la que se asesinó a un diputado nacional como José Calvo Sotelo y florecieron las checas tan apreciadas por Stalin y los estalinistas españoles de entonces y de ahora.
Tanto decir que voy a votar a todos y no sé a quién votar todavía. Éstas no, pero sé que las próximas las va a ganar Iglesias, y que el PSOE estará enterrado en el cementerio civil de la Almudena con el viejo tipógrafo. Y Rajoy leyendo el MARCA, tan feliz.