Desde que era un niño mis padres me inculcaron algo que la vida más adelante me ha ido demostrando a diario.
Centrándome en el tema, se trata de conseguir un objetivo al coste que sea, por importante que pueda parecer, entendí que nunca se debían sobrepasar los límites de lo racional.
Alguno se preguntará a qué viene esto, y ni más ni menos que no tengo más remedio que aplicarlo a la situación vivida en Tibi los últimos cinco meses.
La promesa fue, “estamos preparados”, el comentario era “están parados”, y el objetivo fue conseguir el gobierno de Tibi al precio que fuera, a costa de prometer imposibles.
Hoy, muchos vecinos observan como día a día, la gestión ha cambiado, todos los temas se han ralentizado, el trato al ciudadano es diferente, se ha alejado la cercanía y se nota una sensación de prepotencia por parte de los que nos gobiernan.
Todo hay que consultarlo, “con los de dentro y los de fuera”, por lo tanto, todo es más lento y la gestión se duerme.
Proyectos importantes para nuestro pueblo como el teatro, Terol, guardería, comedor escolar, polígono industrial, agua, se tambalean por la indefinición de nuestros gobernantes.
Eso sí, pagamos un 20% más por su gestión y la subida de tasas parece que no va tener fin. El agua mucho más cara, el cementerio nos costará el doble y en algún caso cinco veces más, y esto solo acaba de empezar.
La pregunta es ¿por qué?, y ¿hasta dónde vamos a llegar en Tibi?
Según algún concejal veterano, la culpa de todo la tenemos los socialistas que hemos arrasado la economía local.
Estoy convencido de la inteligencia de los tiberos y esas afirmaciones gratuitas tienen las piernas muy cortas.
No creo necesario recordar todas las mejoras de nuestro pueblo en los ocho años que hemos tenido la responsabilidad de gobernar.
Las promesas de enormes inversiones en nuestro pueblo se van despejando y ni tan siquiera los contratos de los trabajadores subvencionados se pagan por la Generalitat, en el plazo estimado.
Como ciudadano de este pueblo, manifiesto que me asusta navegar en un barco sin patrón y ante la peor tormenta económica que se recuerda, y estoy llegando a la conclusión de que los lobos se han despojado de las pieles de corderos.