Uno de los muchos bocazas que pueblan esa banda de soberbios y pseudoprogresista partido político mal llamado Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Joan Puigcercós, ha soltado en público que “en Andalucía no paga impuestos ni Dios”. Para más regodeo, cuando le han afeado el disparate, en lugar de enmendalla, se ha reafirmado: “¿Pero porqué tenemos los catalanes que disculparnos por decir lo que pensamos?”
Me queda la espina de saber cuántos paisanos suyos de los Països Catalans comparten esta visión tan acertada y real de nuestros vecinos del sur peninsular. Porque entonces no cabría más que reacoger a los más de dos millones de andaluces de origen que mueven con sus brazos la industria catalana desde hace varias décadas, para empezar.
También animo a granadinos, almerienses, cordobeses, sevillanos... a enviarle a casa a Puigcercós sus declaraciones de la renta, supongo que todas a devolver. Ah, no, espera, que cuando Hacienda te reembolsa algo es porque antes te ha cogido de más, y nunca te lo da todo, siempre es una parte. Entonces... sí, ya lo veo, Puigcercós quiere decir que por haber nacido en aquella Comunidad Autónoma, automáticamente quedas exento de presentar la declaración. Muy creíble, ya lo creo.
Y también habrá que inspeccionar tienda a tienda, industria a industria, toda Andalucía para retirar de su mercado los productos catalanes. Porque el IVA ¿es un impuesto, también, no?
Tal vez sea por este último aspecto, por vivir la próspera economía del norte del Ebro de su clientela espanyola, del consumo dels castellans, por lo que muy probablemente en las próximas elecciones autonómicas de su tierra el electorado le dé una contundente patada en el trasero a ERC. Ojalá. A ver si confían más en Joan Herrera y su Iniciativa per Catalunya (IC), en la que veo que prima más la mejora de los trabajadores, la amplia mayoría de la población, sin fijarse en dónde nacieron, si se llaman de apellido Pérez o Trias.
Y, por favor, concedan de una vez la independencia a Puigcercós, ERC y toda su manada. Pero a ellos solos, porque representan cada vez a menos gente. Búsquenles algún páramo deshabitado y regalénselo, para que nos dejen en paz con sus monsergas.