Ojalá tomen nota por todas partes de la iniciativa de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Ibi y los representantes del Ayuntamiento de rehabilitar viviendas municipales y abandonadas para acoger a desahuciados. Ya que vivimos en un país con democracia de segunda, gobernado por los bancos y las grandes empresas, sobre todo contratas (compare usted el recibo de la luz con el de hace tres años, si no me cree), al menos quedan refugios para los más débiles, gracias a personas honestas que dan la cara.
En este caso, además, quienes van a sacar las castañas del fuego a todas esas familias en apuros proceden tanto de la esfera privada (los particulares que integran esta plataforma, ahora con otro nombre, el de Agrupación Social Pro-Vivienda de Ibi, ASPROVI) como de la pública, todos los concejales ibenses que, sin excepción, ha votado a favor de tan loable causa.
Con poca frecuencia vemos a los ayuntamientos encargarse de procurar un techo a sus ciudadanos, salvo casos de extrema miseria, y podrían perfectamente asumir estas competencias y olvidarse de lo que hagan sus ‘primos’ mayores, la autonomía o el Gobierno central.
Yo iría más lejos y plantearía concursos públicos para ver si hay constructores interesados en edifica VPO, a precio tasado y razonable. En los años del ‘pelotazo’ urbanístico, seguro que no había nadie, y entonces cada Ayuntamiento podría haber ejercido de promotor, sin ánimo de lucro. Eso hubiera frenado la especulación que ahora pagamos.
La vida sigue y muchas jóvenes parejas necesitarán su casa, con lo que la Administración debería garantizarles siempre que puedan comprarse una por lo que vale, no para alimentar a carroñeros.
Como el problema de haber construido para chuparnos la sangre los unos a los otros está ahora en el stock de viviendas sobrantes y embargadas, pues cambien las leyes en Madrid y sáquenlas a la venta con tasadores imparciales, enviados por los poderes públicos, y no por los bancos.
Y, por encima de todo y con más urgencia: aprueben de una vez la dación en pago para que dejemos de ser pasto de los buitres financieros. En ningún país serio se tolera el abuso de quitarte la casa y dejarte la deuda. ¿Quién marcó la baraja en esta partida de tahúres?