Crisis porcina, gripe financiera y cintas de video
La crisis que se está gestando en el Partido Popular de Ibi no pasaría de ser un desagradable culebrón si no fuera porque está dañando de forma irreversible al Ayuntamiento y, por extensión, a toda la localidad. Los ciudadanos no acaban de comprender los motivos por los que un grupo de personas, aparentemente respetables, han decidido revolcarse en un montón de estiércol ante la atónita mirada de periodistas de uno y otro signo, que están vendiendo más periódicos que en toda su vida.
Esta guerra fraticida está llevándose las energías de la mayoría de los Concejales del equipo de gobierno, que están cayendo en la parálisis y la desmotivación más absoluta, colocando a la Corporación en una situación de inactividad inadmisible. El virus de la desconfianza ha anidado en Ibi, la enfermedad de la grabadora se ha contagiado y donde antes había confidencialidad y cordialidad, ahora existe susceptibilidad y malicia. Mascarillas por favor.
A lo anterior hay que añadir el inmenso catarro financiero y económico que nos ha llegado del otro lado del Atlántico. Parafraseando diré aquello de “cuando Wall Street se resfría, toda Europa estornuda”, pues no es para menos. Y como Ibi no es una isla, nos está tocando sufrir como nunca los dolorosos síntomas de esta enfermedad típicamente capitalista, y así lo demuestra los escuálidos Presupuestos Municipales presentados y aprobados por el Pleno el pasado lunes. El “copiado y pegado” de las cifras del 2008 no tendría mayor importancia si no fuera porque 2009 se prevé bastante más duro y severo que el ejercicio pasado. Carencia de ideas, repetición de errores, trajes a medida (y no lo digo por Camps) y dineros imaginarios para cuadrar las partidas de ingresos y gastos de forma ciertamente increíble.
Año tras año aumenta la presión fiscal, disminuyen las inversiones, aumentan los gastos de personal y recibimos menos dinero de la Diputación y de la Generalitat. En 2008 tuvimos un déficit de 340.000 € y el Ayuntamiento ha tenido que pedir un préstamo para cubrirlo; si nadie o nada lo evita, en 2009 habrá un nuevo agujero y, como dicen en mi pueblo, “el que vinga darrere que tanque la porta”.
¿Qué usted no se había enterado de nada? Pues está todo grabado en video y, aunque Tele Ibi haya desaparecido del espectro radioeléctrico, unos esforzados operadores de cámara acuden a todos los Plenos y captan los debates. Cosa distinta es que se difundan. La Alcaldesa de Ibi y sus correligionarios tardaron bastante tiempo en comprobar que no era suficiente “vencer” en las elecciones, sino que tenían que “convencer”. Empezar la legislatura subiendo los impuestos de forma injustificable, endeudando al Ayuntamiento en proyectos quiméricos, despatrimonializando la hacienda local y apostando por convenios urbanísticos harto sospechosos, acabaron por convertir los debates plenarios en bochornosos ridículos que a los pocos días eran televisados para toda la población.
Pleno tras Pleno la lustrosa mayoría absoluta popular quedaba merecidamente mancillada por los certeros ataques de los portavoces de la oposición, no dispuestos a cumplir el papel de espectadores silenciosos que se les había otorgado en el guión inicial. ¡Corten, corten! Privando a los ibenses de la posibilidad de visualizar los momentos álgidos del debate político local, racionando nuestra presencia en los estudios de Radio Ibi e inundando la prensa escrita de noticias de fingidos éxitos de gestión, nuestros espantadizos gobernantes cuentan los días que faltan para que termine esta esperpéntica tragicomedia
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