Editorial 828
Los atentados del martes 22 de marzo en Bruselas nos han vuelto a dar a todos un crudo baño de realidad. Ha quedado patente que el autodenominado Estado Islámico y sus descerebrados acólitos pueden atentar donde y cuando quieran, sin un argumento que justifique sus descabelladas acciones y pisoteando impunemente unos derechos y libertades por los que tanto hemos luchado.
El corazón de Europa ha sido atacado de nuevo, mientras las acciones de repulsa por parte del mundo civilizado se repiten dolorosamente hasta que se acaben olvidando. Los colores de la bandera de Bélgica pronto dejarán de iluminar el Ayuntamiento de Madrid, la Torre Eiffel o la Puerta de Brandenburgo, al igual que las noticias sobre los atentados y sus consecuencias irán disminuyendo hasta desaparecer.
Los minutos de silencio a las puertas de los ayuntamientos e instituciones públicas, tan desoladores a veces en su escaso seguimiento, no solucionan nada pero unen conciencias y voluntades, siempre que quienes se manifiesten lo hagan desde la convicción y no porque se lo han ordenado sus jefes.
Las noticias sobre los atentados en los medios de comunicación pasarán de inundar las parrillas a ir perdiendo fuerza paulatinamente, dejando sitio a otras informaciones más actuales. La vida sigue, pero no olvidemos que la amenaza también. Y por ello no conviene bajar la guardia. No obstante, la desolación que da título a este artículo editorial no se refiere a los atentados, que también, sino a la
reacción que tuvo un amplísimo sector de la sociedad, sobre todo juvenil, cuando su programa de televisión favorito, una bazofia catódica donde un gallinero de primates hormonados y chonis de polígono, en ambos casos analfabetos funcionales, se dedica a gritarse mutuamente y a intentar amancebarse. Los ni-nis que siguen este circo (¿adivinan en qué canal se emite?) pusieron el grito en el Twitter con lindezas como (y son textuales): “Joder y estan poniendo sta mierda de bruselas en bez de myhyv, a kien coño le importa”. Otro: “Tío por qué ponen lo de Bruselas? Ni que fuera aquí en España! Que pongan myhyv que eso sí que es importante!!”. Y por último, y no menos desolador: “Que no quiten myhyv por lo de la guerra entre bruselas y belgica pliss”. Íbamos a hacer algún comentario pero nos hemos quedado sin palabras...