El corralito
Hace como 10 años, ya comenzamos a oír rumores, aunque tímidos, sobre la posibilidad de que las próximas generaciones de viejos lo íbamos a tener crudo para percibir la paga de jubilación. Ahora, la tijera de los recortes está afilada y lista para comenzar a podar; se ha empezado por proponer que se alargue la edad de jubilación, y ya veremos por dónde terminamos. La cosa no ha hecho más que empezar, ya que las razones que se esgrimen son de peso: las reservas destinadas a tal menester se escurren entre los dedos como un puñado de tierra seca y, salvo un milagro que lo evite, los llamados Pactos de Toledo pueden quedar en papel mojado.
La verdadera injusticia en este grave asunto, estriba en el equivocado carácter que se le da, al afirmar que los viejos dependemos de lo que coticen los jóvenes, cuando en realidad esas reservas (que había) eran el fruto de nuestras propias cotizaciones, a lo largo de toda nuestra vida laboral. Esto viene a ser como si has acumulado unos ahorrillos en el banco y cuando los necesitas, te dicen que no hay dinero porque lo han gastado en otras cosas, recuérdese el famoso Corralito argentino.
Nuestro Gobierno se ha convertido en un circo al que le crecen los enanos y a la mujer barbuda se le queda la “jeta” como a un bebé. El edificio se llena de goteras y nuestros gobernantes ya no dan abasto, han empleado cazos, ollas y hasta el sombrero, pero la casa se inunda inevitablemente. Desde hace tiempo, Europa nos viene advirtiendo que tenemos que adoptar medidas tan drásticas como la situación requiere, como podría ser recortar el desmesurado gasto público, que nos come por los pies. Las 17 españitas que componen nuestro país, deben ser respetadas en sus costumbres y formas de vida, en lo que llaman Signos diferenciales, pero no suponer 17 bocas insaciables con toda la parafernalia y desmedido despilfarro que ello conlleva, España no da para tanto.
Al Gobierno Zapatero, malabarista de la improvisación, no se le ocurre mejor cosa que rapar a los más desfavorecidos, a los más indefensos, viene a ser como si en una casa que necesita economizar, le quitan el biberón al niño y al abuelo las sopas que tiene por costumbre tomar antes de irse a la cama.
Creo justo reconocer, empero, que el partido en el poder, con todas sus improvisaciones y trapisondas, se va defendiendo, o nos va defendiendo, de que nos gobierne el PP, que con la trayectoria de desmanes que cargan sobre sus hombros, se me abren las carnes de pensar que llegaran a gobernarnos.
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