Editorial nº 827. El peligro de las fiestas populares, sean del tipo que sean, es el gran número de indeseables que aprovecha cualquier ocasión para beber más de la cuenta y buscar pelea, con tan mala fortuna que a veces la encuentran, algo que suele ocurrir cuando estos energúmenos se encuentran con otros de su mismo pelaje, bien del propio municipio o venidos de allende las fronteras del término en cuestión.
Es lo que ocurrió el sábado 12 de marzo en Onil, donde lamentablemente acabó el Día de la Volta de una manera tan escandalosa que hasta los agentes de la Policía Local y la Guardia Civil se vieron obligados a tomar las calles y obligar a los locales de ocio a cerrar sus puertas a las tres de la madrugada, cuando en días excepcionales como éste los horarios suelen más flexibles.
La fiesta pasada de vueltas y mal entendida por parte de algunos no sólo causó problemas a los ciudadanos de bien que pretendían acabar esta jornada de una manera agradable, sino que perjudicó claramente a los propietarios de los pubs de la localidad, que vieron frustradas sus previsiones y no pudieron dar salida a gran parte de sus provisiones.
La Volta anuncia que queda apenas un mes para las Fiestas de Moros y Cristianos de Onil, que se celebrarán del 22 de abril al 1 de mayo. Efectivamente, es sólo un día de fiesta, como anticipo de los que vendrán, pero una parte de la población, eminentemente juvenil, se lo toma como si fuera el fin del mundo. Si alguien bebe y fuma (como mínimo) como si no hubiera un mañana, los problemas no tardarán en llegar. Mientras, estos sujetos suelen entretenerse orinando por las esquinas o gritando con el único fin de molestar.
Afortunadamente, el dispositivo previsto al alimón entre la Policía Local y la Guardia Civil de Onil fue del todo efectivo y evitó males mayores, aunque fuera a costa de la despedida y cierre a las tres de la madrugada, lo cual, ya lo hemos dicho, fastidió a muchos y por motivos varios. No obstante, alabamos la difícil decisión tomada, aun barajándose una respuesta poco civilizada que hubiera podido empeorar las cosas.
En fin, esperemos que esta mala experiencia no vuelva a repetirse y que las próximas Fiestas Patronales de la villa colivenca se desarrollen con la normalidad habitual que permitirá disfrutarlas con la intensidad y el respeto que se merecen.