Cuando la manifa suena, agua lleva
Lástima que ya no viva en Ibi y, por el horario de trabajo, no pudiera asistir al emotivo espectáculo de la manifa del otro día en defensa de la ya ex concejal Ana Sarabia. Cualquier protesta callejera –siempre que no se rompan escaparates o semáforos– resulta emocionante, máxime en estos tiempos de ‘yo paso de política’ y no me movilizo aunque mi sueldo se parezca al de los años 80.
Ojalá la gente se aficione más a la pancarta y el megáfono, ahora que nos toman el pelo más todavía con la excusa de la crisis. Y ojalá que cuando las voces se alcen contra los ladrillazos, por ejemplo, o porque la compañía de la luz nos tima con sus estimaciones sin estima… la alcaldesa, Mayte Parra, también se remangue la camisa, interrumpa el pleno, si hace falta, y baje al ruedo a jalear a los manifestantes. Así da gusto, con la Policía y la Guardia Civil a la guay, pero sin jarabe de porra, civilizadamente en una fiesta democrática de la libertad de expresión y opinión.
Porque seguro que si la concentración del otro día hubiera sido de rojos, exigiendo transparencia y las cuentas claras de los viajes a la nieve, el comportamiento del Partido Popular ibense habría sido el mismo. Aplausos, arengas, que viva la madre que nos parió… lo importante es que los ciudadanos expresen su sentir, independientemente de contra quien carguen. ¿O no?
A fin de cuentas, si varios centenares de votantes arropan a su representante popular, en este caso, Ana Sarabia, porque ven desproporcionada su decisión de dimitir, están en su derecho. Incluso la concejal podría coger el camino de regreso, si no ahora, en las próximas elecciones, con total legitimidad presente en la candidatura.
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