No queremos ir de analistas políticos, porque no lo somos, pero sorprende que nadie hubiera caído en lo que hace un par de semanas ya advertimos en este mismo espacio editorial. Vamos a recordarlo: «Las encuestas juegan a crear falsas expectativas y parten de un grave error de base, ya que dan por hecho que el 26 de junio irán a votar los mismos que el 20 de diciembre y votarán lo mismo. Por eso les sale lo que les sale. No cuentan con que muchos ciudadanos no acaban de entender por qué, si hace medio año ya votaron en conciencia, ahora les toca volver a hacerlo, como si en aquella ocasión se hubieran equivocado. Además, están hasta el gorro de pagar las facturas de estos costosos experimentos y, como siga apretando este calor, el domingo electoral será un fenomenal día de campo o playa. Estos y otros factores apuntan a una abstención descomunal, que los políticos deberían entender como una lección soberana y una contundente muestra de rechazo. Esperemos que esta vez sean capaces de aclararse, porque una tercera vuelta supondría el colapso del sistema tal como lo conocemos».
Eso decíamos en Escaparate el 10 de junio y así nos encontramos ahora, con algunos candidatos flipando en colores y otros maldiciendo su estampa, por no hablar de los votantes que han puesto el grito en el cielo pidiendo un nuevo recuento de votos, sospechando que haya habido pucherazo. Pues miren, no. Los españoles han votado lo que han votado, y bastante que fueron a votar siete de cada diez, porque como haya que convocar nuevas elecciones no iba ya ni el Tato al que hacía referencia Rajoy en uno de sus habituales y chisporroteantes chascarrillos.
Debería quedar claro de una vez que las encuentas no valen para nada y que los experimentos se hacen con gaseosa. Los votos de Izquierda Unida más los de Podemos en el 20D hubieran sido la repanocha en el 26J; pero el 20D no es el 26J, igual que Izquierda Unida no es Podemos.
Dicen algunos que ha ganado el voto del miedo, la preferencia por lo malo conocido antes que por lo supuestamente bueno por conocer. La abstención, el hartazgo, el Brexit y varios factores que se nos escapan nos han llevado a esta situación. ¿Qué pasará ahora? Aún es pronto para apostar pero, mientras, sus señorías se van a embolsar 10.000 euros por barba por irse ‘al paro’, a pesar de que la mayoría de ellos vuelva al Congreso en un par de semanas. Manda narices.